Esta semana estuvimos haciendo fotografía entre campos de lavanda.
He conocido un grupo de entusiastas de la fotografía, Pixels, fotógrafos y modelos, con los que espero forjar una nueva etapa para reanudar otra vez mi andadura por la fotografía. De hecho ando poniendo del revés todas mis redes, nuevo comienzo, nueva vida, nuevo todo.
Mi primera salida con ellos fue este finde , en pleno Julio, aprovechando que la lavanda está en flor y que es un periodo muy breve la floración,a hacer fotografía entre campos de lavanda. Nos fuimos hasta Tiedra, donde hay varios campos de lavanda, famoso por ello, hay un observatorio de hecho. Todo muy moradito.
No sé cuantos éramos, entre fotógrafos y modelos, el caso es allá fuimos a la aventura. Ya sabéis que estoy muy loca, pero no sé si es que me ando haciendo mayor, pero aunque me fuí de aventura con la gentecilla de Pixels, esta vez ya había quedado la semana anterior con algunos compañeros para conocerlos antes. Muy majos, muy buen rollo. Y la salida al campo de lavanda me tentaba mucho, eso y volver a coger la cámara con gente tan grillada como yo con ganas de fotear y ser foteados durante horas, así que dos pájaros de un tiro.
Yo al principio andaba aún un poco desubicada, porque había mucha gente que no conocía, no había tenido ocasión de hablar mucho con las modelos. Estaba un poco perdida por lo que me costó un poco animarme a empezar a hacer fotillos así de primeras. Pero, lo cierto es que, ver tanta gente motivada, con ganas de hacer fotos y de posar, todos emocionados con los campos de lavanda, te contagias enseguida. Y aunque no sabía muy bien que hacer, empecé a tirar alguna foto de forma improvisada, robados más que nada, hasta que pronto encontré a unas de las modelos libre, y empezamos a probar cositas.

La primera modelo, con la que empecé la sesión de fotografías entre campos de lavanda, fue Andrea B. La cual había elegido un look acorde a la situación, todo muy moradito, estilo brujita. Muy mi rollo. Así que probé a hacer cosillas más tipo ilustración, como personaje de cuento, fantasía.
Después con los dos modelos, Ezequiel e Isabel, como estaban libres, me los agencié. Y es que una de las cosas que me gustan de este tipo de quedadas es precisamente hacer fotos a más de un modelo a la vez. Porque pueden interactuar, recrear mejor escenas. Los dos iban monísimos y me gustaban la pareja que hacían, así que no pude resistirme, y nos montamos una película romántica, donde sin duda, lo más doloroso fue la incidencia del sol a esa hora de la tarde, porque aunque hacía una luz muy bonita, es un peligro para las retinas.
Después de Isabel y Ezequiel, le tocó el turno a Ana, con la que buscaba un poco de movimiento. Para ello estuvimos jugando a mover un pañuelo en el aire. Buscaba que saliera una imagen que evocara naturalidad, frescura, movimiento. Y reconozco que mientras hacía fotos a Ana, en lo que menos pensé es en la lavanda, andaba tan concentrada buscando mi imagen, que la lavanda pasó a un segundo plano.
Y es que como fotógrafa soy muy rayada con las imágenes, cada persona me evoca como unas vibras, y cada momento un deseo de querer captar un tipo de foto. Ya puedo ir yo con mi idea, que cuando estoy en el lugar con la persona se me va transformando.
Cuando aún estaba con Ana, se sumó a nosotras Andrea e hicimos algunos disparos de las dos con los pañuelos, rosa y morado, muy al estilo luz bisexual, solo faltaba un poco de azul eléctrico. A esta altura de la tarde caía una luz perfecta y las fotillos, sin necesidad de flash, lucía muy de estudio.
No pude fotografiar a todos los modelos ni hacer todas las ideas que me hubiera gustado. Incluso me perdí el gran momento de la velada, una especie de performace de todas las modelos con pañuelos.
Pero antes de irnos, aún pude hacerle una sesioncita a Pablo, y lancé unas poquitas fotos ya cayendo el sol a Nieves, pero el flash estaba travieso y no le dio la gana de ir, así que no me quedé para la sesión nocturna, ya que sin flash, no merecía la pena. De todas formas andaba requeteagotada, así que tampoco sé si hubiera podido, ando oxidada y aún me falta coger el ritmo.
En el grupo de Pixels pasamos de cada sesión hasta 10 fotillos, para darle difusión al trabajo y la página. De las cuales seguramente reedite porque ya nos conocemos y ando en etapa mística fotográfica de reencontrarme conmigo misma, pero en esta ocasión he elegido fotos horizontales para cambiarles el formato y ponerles formato cinemátografico ( aún tengo que explorar más este estilo a la hora de la toma) como ya hiciera en el pasado en las quedadas Macrosesiones en Valencia de que organizaba Germanet (igual me animo si empiezo a dar movimiento al blog como me gustaría y hacemos un remember de ellas)

Pero realmente el objetivo principal en estas primeras quedadas es probar los diferentes objetivos en mi nueva (y sino descatalogada, poco le falta ) Nikon D610 que al ser full flame, ya no me hacen el factor de recorte ( aunque algunos me hace un viñeteo de cojones, ruina ser fotógrafo) y me permiten hacer unos planos mucho más completos y quitarme las telarañas, el óxido y recuperar el hábito, de incorporar en mi rutina hacer, fotos. Pero ya nos conocemos, y voy a estar probando cosas de edición. Estoy investigando a muchos fotógrafos que espero que se conviertan en influencias para bien en futuras sesiones y futuras ediciones.
Y es que sí, ando con ganas renovadas de volver a la fotografía artística, que estos últimos años he tenido que dejar aparcada. Y creo que haber encontrado este grupo y este cambio de vida, es una oportunidad para volver con todo pronto. De momento ando como ya me pasara en 2013, cuando nació Intimus, en una fase de reencontrarme con cómo quiero que evolucione la fotografía en mi vida. Y cuando llegan estos momentos, sé que quiero más de mí en las fotos, y menos «lo que se supone tiene que ser». Mirar mis fotos y sentir que son mías. Ando motivada y siento que pueden salir cositas chulas.
Ya os iré contando.