Quién pudiera caer al fuego
y purificarse,
nacer de nuevo,
revivir de las cenizas
como un ave fenix.
Dejar atrás la sensación putrefacta
que nos hace ser débiles
dejar atrás el olor nauseabundo
de las inseguridades.
Quemar todo
quemarse por fuera
y por dentro
hasta que la piel nueva
nos haga sentir infantes,
nuevos,
todo pureza e inocencia.
Quién pudiera
esta noche
arrojarse a la hoguera
y reaparecer
una vez se apaguen las llamas
como una maldita Targarian.