Aquí vengo cuando la oxitocina se me sube tanto que empiezan delirios con mis musas

El acervo popular diría ojos que no ven
(corazón que no siente)
pero hoy
el contacto visual
no es
ni será

contacto visual,
qué imagen tan grotesca
en contacto directo
tu ojo con el mío
en un ósculo ocular

a 600 km obras el milagro
teletransportándote
en forma de sonidos

te comunicas igual
al mismo ritmo

o eso percibo

que en el km 0

nuestras lenguas bailan
en una danza distinta al beso

si los párpados
si la oscuridad
si la mano vela
oigo tu voz y estás aquí
oigo tu voz y

¿ no dicen que el espacio tiempo
es una dimensión relativa ?

qué cierto es aquello que tanto me repites

(y más desde que la tecnología lo facilita)

yo siempre estoy
aunque no sea de forma física.

Me apetecía recordar este momento. «Pocas veces te he visto tan feliz». Quiero inmortalizarlo.

Ya sabes lo importante que es para mí la fotografía, aunque a veces parezca que carece de sentido hacer tantas fotos a cosas insignificantes, a momentos random en los que simplemente estamos, es para mí una forma de conservar parte de esos momentos, esos que le dan chispa a la vida. Aunque parezca que no pasa nada.

Y quiero pensar que conseguiré conservar algunos para el futuro. Para evitar las muertes digitales, siempre ando planificando atesorar en papel. Quizás ésta sea una de esas fotos. Quizás te la envíe.

Y así, podremos recordar siempre los dos, este momento. Montaña arriba, como nos gusta. Con extra de Juditas. Esta vez no pudo ser con Ramen para dos como manda el ritual. Pero tampoco ha estado nada mal.

Los trabajos y los estudios nos llegan a producir tan nivel de estrés y malestar que el fín de éstos pueden llegar a ser uno de los mejores días de nuestra vida. Y eso se nota. Y eso se refleja. Una nueva etapa. Cualquier excusa es buena para celebrarlo. Ahora a ver donde nos lleva esta nueva etapa.

Si fueran puntos grises mis rarezas…

No sabemos cuánto tiempo durará el cometa volando sobre nosotros. ¿Para qué embargarse más allá de su estela? Mejor no alzar losas que puedan pesar demasiado, si aún no sabemos donde están plantadas . Mejor no detenernos en las rarezas de tiempos futuros ahora que el cielo aún sigue brillando ajeno de su destino efímero.

Sobre un taburete, tus piernas decidieron abrazarme con esta canción sonando, para apretarme los demonios y sacarlos fuera. Y ahora rebota esta canción en mi cabeza sin parar. Supongo que se ha convertido en un mantra para ahuyentarlos cuando no estás.

No me gusta tener demonios. Pero en el fondo siempre están al acecho y se aprovechan los días fríos, los días que estoy flojita. Se ve que los crío o alimento sin remedio.

Pero tú has decidido venir y desafiar toda la lógica , la mía, forjada a base de moldes que acabaron quebrándose una y otra vez al chocar irremediablemente contra ellos. A recordarme que el futuro no existe, no se puede cazar, no se puede arrojar una flecha incendiaria buscando iluminar sus sendas. Que el amor siempre está aquí, en el ahora, en un hoy que se propaga por la efemeridad de nuestro paso por la eternidad. 

No eres la primera, ni la segunda relación a distancia que tengo. Y quizás por eso temo las consecuencias. Quizás por eso nunca pensé que esto seguiría su curso. No sé si pereza, la edad, la experiencia, pero siempre digo que no tendré otra relación a distancia. Y al final, mira, vuelvo a tragarme las palabras. 

Pero esta vez, la distancia se me antoja distinta como un apéndice de tu ritmo. Desde el principio tu ritmo, tu forma de manejar los tiempos ha sido distinta, desconcertante. Tu forma de vivir el tiempo, tan asincrónico con esta época frenética, tan dispar con el ansia incompartible, tan extraña y exótica, desconocida ha ido tejiendo entre nosotros una nueva forma de danzar tal que me siento como una exploradora con cincel que da forma y descubre un nuevo planeta, un satélite, un cometa…

Te siento efímero, imposible, intangible… Pero ahí estás, pero ahí estamos…

Y mientras suena este mantra, vuelvo a sentir de nuevo tus piernas, tus brazos, tus besos, volviendo a expulsar a mis demonios, no sé cómo lo haces, pero de de nuevo vuelves a conseguirlo.

Éramos libres
la madeja enredada
miles de hilos
tus hilos mis hilos
éramos libres
los nudos estorbaban
hacían daño
la lana hendiendo en la piel
éramos libres
tu cuerpo
mi cuerpo
las ganas
el silencio
la habitación llena de fibras rojas que se cruzan
la fusión temporal
la piel compartida
la boca llena de otros
el vello apuntando a la puerta
ritmos asincrónicos
insistiendo en las mismas zonas
gastadas
dedos sembrando en los mismos senderos
compartiendo la forma de curvar el tiempo
de flexionar la lógica
de rasgar las normas

Éramos libres
no había nudos
que nos trajeran de vuelta
y ambas nos perdimos
enredadas
en otros mundos.

 

 

Ahora no estás
no estás ni aquí,
ni en ningún lugar
has decidido desaparecer
hacerte transparente
para que no te pueda tocar
ni buscarte,
ni oirte, ni olerte, ni besarte, ni saberte.
Transparente,
imperceptible, etérea.

Tu fantasma se me presenta en las calles
para recordarme que no vas a venir
que no te espere
que no te busque
que has desaparecido.

Y las horas pasan,
tu ausencia no es ausencia
es distancia
azul distancia
hilos que nos alejan
que susurran tu oscuridad
tu pared esquiva
tus dominios de hielo
la noche que pretendes reinar
lejos
sin mí,
por miedo
por ego
por juego
ausencia que de ti
me aleja
maltita fría
princesa.

 

Sirena
silencioso entremés
escúrrete entre mis manos
que tus curvas naden entre mis yemas
escúrrete
mientras forcejeas aleteando

tatúame tus escamas
tatúame tu ansia
por salir airosa de mis trampas

sirena
aléjate con descaro
provócame en tu huída
vibra entre mis fauces
escúrrete
que mi colmillo te abra en canal
para que te sirvas, sola, en mi plato
abierta, desnuda, húmeda, fría,
pececillo suicida
escurriéndote siempre
de mis labios

 

Guerrera trepadora
tus uñas en la cortina
saltas en la noche
de balcón en balcón

Me bufas
me gusta cuando bufas salvaje
cuando bufas rabiosa

Vuelves de tus reyertas
a buscarme
con los ojos inyectados en sangre
el juego de sortear tus afiladas intenciones

Eres la niña que ríe nerviosa
que ríe maliciosa
que ríe fantasiosa
atacas sin medida
buscas hacer heridas
marcarcarme sin marcas
sin ataduras, atarme
atraparme

Pequeña bola de pelo
te azuzo en la hoguera
carita de porcelana
cuerpo de principesa
ojos de bruja
sonrisa diablillesa

Tus dientes de leche
agujas en mi cuello
muerde gatita
succiona mi sangre
aprieta tus dientes
mientras puedas
mientras este juego de vívoras
no nos consuma
trepa, trepa, escala, no te detengas
busca la cima
que las caídas no te frenen
ni te asuste el riesgo de entrar en mis sueños
la fantasía hecha carne
la carne tentación
la tentación vuelta deseo
el deseo,
una manzana
una cascada
tirar de una cuerda
tambores
empieza la danza
el juego
acaba de comenzar.

 

 

Verfrútame

déjame cerezarte

llenarte de fresos

aguacazarte fuerte

mientras nos emborranamoramos

con cerveza.

 

 

 

 

Con la lluvia se cae tu disfraz
se caen tus miedos
tus distancias
con la lluvia eres otra.

Primero fue en la noche
en tu casa
sola
con vino
llovía
después fue de día
en la iglesia
juntas
con cerveza
llovía
ambas veces , me buscabas
ambas veces, mi brazo, tu abrigo
venías damisela
ronroneando
sabiendo a princesa salvada
tras el naufragio

La lluvia te sienta tan bien
mojada
pegada a mi cuerpo
ya no huyes
no hay distancias
Ven, que yo te cubro
que no te llueva
mi damisela.

 

Animalito, frágil, duro, frío
golpes, más golpes,
no te frena mi silencio
abres tus alas
te colaste en un descuido
te has posado en mis palabras
vienes a hechizarme con fruta
a emboracharme
a tentarme
a buscar en mi lujuria
unas riendas para refrenarla
controlarme

ay

animalito frágil
mariposa felina
te vas haciendo grande en el hueco de mi cama
tus labios se niegan a besarme
pero tus ojos me desnudan
me desvisten
me arañan
me desean
me aprietan
te pones brava
te enfadas si no caigo en el juego de seguir tus faldas
te inquieta que no me deje atrapar
me buscas y me desbuscas
ahí estoy
esperando que desbarates la baraja
que dejes de jugar las cartas
y morderte
que se revuelvan tus piernas
mientras hinco los dientes
deja de hacerte la fuerte
que todo te tiemble
mariposilla
gata traviesa
sigue huyendo cual cenicienta
aunque tú
nunca
quisiste ser princesa.

Cada vez me voy acostumbrando más a estos bailes en los que nos movemos, me siento como cuando aveces he bailado salsa con los ojos cerrados con alguien que baila muy bien. Cuanto más me dejo llevar mejor muevo los pies y cuando trato de pensar para seguir el ritmo, lo pierdo por completo, y los nervios me hacen cada vez bailar peor, chocarme, pegar pisotones. Y tengo que parar, respirar ondo y relajarme. Y volver a dejarme llevar, despacio y poco a poco fusionarme con la música, con el ritmo y disfrutar. Así me siento. Creo que he conseguido, tras varios traspiés, empezar a coger el ritmo, acostumbrarme a la música y dejarme llevar.

Cada vez se me hace más fácil sentirte, estoy empezando acostumbrarme a esa manera tuya de darte a sorbitos. De retenerte para entregarte luego entero. Como esa frase que me sueles decir, lo de que eres complaciente. Complaciente, ¿Quién diría que alguien que se define complaciente pudiera ser tan difícil? Y a la vez tan fácil. Esta semana nos vemos de nuevo. Te tengo ganas, al menos esta vez no te temo como la vez anterior, en la que la incertidumbre me hacía esperarte inquieta. En esa casa de la mujer loca, la del bisel de tul que nos cargamos el último día. Miraba el bisel y te imaginaba frío y esquivo. Qué difícil es la distancia aveces.

Tanto me confunden los ritmos en los que nos movemos, cómo me haces girar a tu alrededor como una quinceañera, hablándome con la dulzura de quien te quiere para sí. Y me hipnotizas con tus frases, en las que me sumerjo y me dejo llevar. Los días contigo son breves e intensos, pareciera que nunca nos vamos a volver a separar y entonces otra vez, el adios…la distancia. Otra vez acostumbrarme a sentirte lejos, muy lejos, en esa lejanía mental, en la que ninguno de los dos nos queremos dejar caer, pero que este mundo virtual nos empuja como una paradoja.

¿Cómo fue aquello cuando sólo éramos seres virtuales que nos podíamos comunicar con profundidad, con locura, con complicidad? Y ahora, que la desvirtualización nos hace sentirnos aún más afines, más cercanos, más parecidos, la virtualización se yergue sobre nosotros como un muro frío e inexpugnable, que me hace percibirte extraño, desconocido.

Y pensar que mi voz, mis palabras, también te amenzan en la distancia. Tocada y hundida, al escucharte relatar los desencuentros conmigo, quizás mi llanto no sea único, quizás todos lloramos en silencio los desencuentros con las musas, en un delirio que nos hace ver moustruos en la oscuridad, en el frío, en la soledad. Y ambos, alejados, sintiendo un frío que nos hiela, y que amenza con herir al otro de frío sin decidimos tocarlo con nuestras palabras, nuestras palabras enllantadas.

¿Y qué tal si empiezo a escribirte bruja roja para poder hablar sinceramente contigo?

Hablarte de la lejanía que empiezo a percibir en nuestras conversaciones, en la sutil manera que tienes de esquivar cuando te adulo. Eres una pared, eres herméticamente infranqueable, cierto que me confesaste que nunca te habías enamorado, que eres de ritmo lento. Cuando tenemos nuestros encuentros eres cercano, adolescentemente cercano. Con esa dulzura del que no teme que le amen ni ser amado. Fogoso, incansablemente fogoso. De trato fácil, de mirada tierna…y me confundes. Me confundes porque una podría enamorarse fácilmente de ti pero pones un muro y siento que no quieres que entre, que no entre más allá de lo que crees prudente. Y me siento bailando sola en mi dejarme llevar. Porque yo siempre me quiero dejar llevar, pero no me llevas, no me llevas.

A momentos pienso que es bueno ir lento, porque me marcas una distancia que aleje mis mil demonios que no dudan en aparecer cuando las cosas van bien. Me marcas una distancia que evita que adquiera sensación de propiedad. Recuerdo cuando me dijiste que era «tu peorcito», o cuando nos fuimos de casa de tu amigo que me dijiste que estaba muy guapa pero que te daba vergüenza decirmelo allí, y me haces pensar que realmente sí que tienes otro ritmo, que quizás no me doy cuenta que necesitas ir demasiado despacio. Nuestros encuentros me despistas, te veo tan natural, tan cómodo, tan fluido, que me cuesta creer que realmente sea así, que tus tiempos sean tan pausados, en el fondo me gusta pensar que si, que eres una damisela que se hace de rogar para que la conquisten, pero a momentos me inquieta que te asfixie mi intensidad, que halla otras que te tienen mejor que yo y pienso en dejarte escapar.

Me dices que vas por rachas y que cada uno es como es…Mientras no haya extremismos ni necesidades insatisfechas… ¿Qué me quieren decir estas palabras Melissandre? ¿Podré bailar a este ritmo que me marcas sin desesperarme?

Me gustas pero siento que eres un capricho, un capricho que no sé cuánto durará.

Decía que nunca se había enamorado

nunca

pero tras los cristales

el azul

y nunca, nunca era una razón

para dejar escapar un azul.

 

Septiembre se posa

como un lienzo en blanco

al que saltar

He capturado un recuerdo olvidado que viene de mi pasado
un fragmento de silencios y pausas en los que detenerse
cuando, conoces la belleza de la espera y la incertidumbre
por primera vez
cuando no todo se compra o se obtiene fácilmente
aunque sea fácil, aunque sea placentero, aunque todo fluya.

He recuperado una porción de la ilusión que nace al degustar la magia
reaprender a sentir sin prisa, a sentir sin expectativas, a sentir sin comodidad consumista
elaborando una distancia segura donde poder desarrollar nuestro yo mismo
para descubrirnos, para que nos descubran.

He vuelto a tocar el tiempo con las manos
y notar esa caricia efímera que no te deja atraparlo
aunque aveces, lo retengas con fuerza
sabes que se acabará escapando.

La cascada no tiene que llegar hoy
podemos remar en todas las demás direcciones
hay tantas formas de trazar un mapa
y nadie nos obliga a llegar a ningún sitio
improvisemos una ruta aleatoria
adentrémonos a la senda sin brújula
la fantasía de desvirtualizarnos en todos los sentidos
y dejemos la ficción para cuando se cierna el bosque entre nosotros
en la frenética jungla que nos devora.

Hay tantas razones transparentes dibujando los límites de los tiempos no marcados

Ese olor a playa maldito

Ese peso negro de la pobreza.

Se me escama la piel al escuchar vacíos en nuestros renglones.

Distancia fría

La sombra del pánico,

Masticar cada día tu ausencia.

Momentos esdrújulos confundiendo oblicuo con agudo.

Volver a los dieciséis

Atornillarme en el descansillo

El termómetro afilado enfría mi entrepierna.

La peonza gira caprichosa

ardiz de destinos futuribles que se marchitan.

Ráfagas de fantasmas estornudando la falta de lógica.

Decadencia

Letanía, sabor agrio entre dientes.

La loca de los gatos que rebota en nuestras consciencias.

Versando nuestras distancias y saciando nuestras ansias a la hora justa.

A contrarreloj.

Adios entre cristales.

Teñirnos, de otro color, de otro nosotros

Convertinos en la caricatura de nuestros demonios.

Lencería quemada

resina en las comisuras de los labios

Sabes a gastado

y yo a cerilla consumida.

 

Mas cuando más me azota la desesperanza

dibujas un abrazo perfecto

recordándome

la perfección on que encajamos

y te disfrazas de sonrisa

bálsamo instantáneo

transformando todas mis grietas

en meros efectos de la luz

Sombras que parecen cráteres

Elevaciones que semejan montañas

Y entonces comprendo los mecanismos para volverse loco

para perder el juicio

cuando no hay quien sepa tenderte la mano

desde el otro lado.

 

Febrero 2013

 

 

Devórame
Devórame antes de que la bestia que vive en mi, nos consuma.

No hay destierro posible,
no hay dolor inconcebible.
Me he arrancado las uñas
me he emparedado bajo la lluvia
he vencido al miedo pisándole la sombra
he vestido las noches
con las dobleces de tu voz.

Pero la bestia arde, gime
dibuja coces en mi costado
estigmatiza mi lengua, mis labios
me estrangula en cada espejo
en cada palabra cursiva
en cada caricia abandonada.

Pero tú…devórame
Devórame entera, hasta hacerme cicatrices por dentro.
Sin miedos
Sin leyes
Sin Norte
No hay cadenas que me detengan
ni cima lo suficientemente elevada
no hay forma de limpiarse la marca
no hay lugar donde esconder mis armas
no hay manera de escapar
ni de evitar la marea que arrastra

Me he cosido los ojos
me he cortado los pies
ha dibujado mapas falsos
he regalado el tacto y el olfato
he mudado de piel
y he cambiado de nombre.

Pero la bestia quema, grita, se queja
desgarra mi garganta árida
electrifica mis venas, las convierte en alambres
Me asfixia en cada ventana
en cada frase entrelineas
en cada suspiro que me falta.

Pero tú…
devórame
devórame entera
hasta hacerme cicatrices por dentro
antes de que,
la bestia que vive en mí,
nos consuma.

Follar como dos desconocidos
sin caricias, sin besos, sin afecto,
salvaje, rudo, en cualquier parte.
Luego volveremos
a nuestra aséptica amistad sin roces.

Sólo podremos achucharnos
cuando llegue la noche
nos abrazaremos
como dos enamorados,
sin sexo, sin besos,
solo caricias y abrazos.

Luego volveremos
a nuestra aséptica amistad sin roces.
Nos despediremos
siempre con un abrazo, con dos besos.
Siempre dudando si nos volveremos a ver.

Cada vez más lejos
en esta extraña amistad
aséptica sin roces,
con sexo, con abrazos,
pero sin besos.

A media cerveza de más,

vocalizamos peor,

pero hablamos más claro.

Hubiera jurado

que habías dejado de quererme,

de perseguirme,

que ya sólo eran sombras

tus ojos brillantes en la madrugada.

 

Y con la voz tomada,

acariciando la mano

que siempre evitas tocar,

me di cuenta que tú

no eres más que otro

que echa de menos esa chica

que desecho cada verano.

 

Y nos cuesta entender

que ambos nos buscamos

en lados equivocados

y hablamos

como si estuviéramos en el mismo momento.

 

Entonces

la cerveza

me ayuda a entender

todo aquello que no somos capaces de entender

cuando no estamos borrachos.

¡Oh Horacia!
¿Nos encontraremos hoy?

Cada encuentro contigo siempre fue un misterio, con tus juegos laberínticos buscando recrear París en un Madrid descafeinado.
Me buscabas, siempre me buscaste, con tus enigmas, tus códigos y tu constancia.
Inventando las reglas de nuestros encuentros, planificando alargar el deseo.

Te vi aquella noche, a lo lejos, sin planificar, tras tantas que no surgieron. Apareciste por imposición de tu voluntad cazadora, inquiriendo a tu presa, enmarcándome en un plan con receta para experimentar con el deseo. El deseo de besarnos, de estrecharnos entre los brazos.

Y así fue como empezamos el ritual de regalarnos fruta, de beber cerveza en las calles, emborracharnos juntas y desaparecer siempre, antes de empezar la noche, como una cenicienta maldita.

Me buscabas, con la dedicación del relojero, paciente nos envolvías en conversaciones cómplices, andábamos en sendas paralelas que buscaban no mezclarse pero nos sedujimos, la lluvia nos azotó en plena noche.

Tú, siempre tú, decidiste que sería yo, la maga, tu muñeca tonta que  frágil se rompe en pedazos. Me encontraste y dijiste quiero conocerte, antes de que pudiera oirte, antes de que pudiera percibirte.

La lluvia, digo, la lluvia nos caló y no nos dejó elegir, que fuera en aquel sitio, en aquel rincón, bajo mi abrigo, aquel día negro, el olor a perro mojado, la iglesia…

Y tú me mirabas, arrastrándome a tu mágico juego, el vuelo libélula de tu plan encriptado y me lanzaste garrafas de agua ante mis botellas al mar.

Fuimos la pareja suicida que se agarra de la mano, cayendo felices al desastre, al escombrarse neurótico de tus ausencias repentinas. Tú, anzuelo-tirita, mercromina-tóxica, endulzándome deshaciendo la madeja que agrandaba mi vacío. Bebiéndonos la soledad en vasos de sidra, mordiendo las normas, las pautas, las costumbres y despertarse con la sensación de que hay otro lugar al que arrojarnos.

Las azoteas nos hicieron emisarias de nuestros desencuentros y la madeja convertida en mariposas-piraña nos empujaba al choque frontal. Igual que aparecimos, desaparecimos, el mismo vacío silencioso nos convirtió en reflejo de nuestra historia. Dejamos de buscarnos para quedarnos, para ser otras, atrás los juegos, los abismos, los trapecios, las sonrisas funambulistas, eliminando así el riesgo de quemarnos.

Ahora tú partes a Italia y yo lejos de Madrid, ¡Oh querida Horacia! ¿Nos encontraremos?

 

 

 

El corazón me bosteza en la mano los días pares,
los mismos en los que, parece
que, te acuerdas de mí, quejándose.

-Claro, claro, “ahora te encanta buscarme”.

En la papelera del ya es tarde,
como todos, como todas,
incluso sin klennex somos dramáticos.
Quieres verme desnuda de nuevo,
o puede que el azul de mis rizos,
bajo la luna, sea más intenso.
Me gritan los párpados
de buscar en los silencios.

Cada viernes,
se arranca una teja en mi mejilla,
inventándome el desenlace final.
Adicta a los finales a la francesa.
Todos nos queremos en silencio
y no me hace falta más que una sonrisa,
para olvidarnos con cariño.
Y aparcar ,el día a día,
en el cajón de los para luego, los quizás.

– ¿Me invitas al balcón de tus ojos?
– Sólo si saltas esta noche.

Mañanas con prisa y sin prisa,
con el mismo sabor a fin de temporada.
Aparcamiento en fase de demolición.
Agárrame del pecho
y dibujemos una flecha aleatoria.
Para fallar, yo también, sé ser profesional.
Regálame la risa, lo demás, no importa.

Apúntame la dirección de aquella tarde,
en la que reímos tanto,
quisiera volver a ella, algún día.

Poema incluído en La coleccionista de Azules

Yo no tengo alacena, pero me gusta la palabra,

me gusta tanto que decidí inventarme una, una ficticia,

donde almaceno todo aquello que no puedo guardar en otro sitio.

Y  cuando voy, más que alacena,

tengo un auténtico trastero.

Y me reencuentro con las cosas

que siento que ya no tenemos,

y sin querer piso las que creo que compartimos.

Andan por ahí perdidas, sueltas

y tan sucias que es fácil no reparar en ellas.

Alguna vez, he pensado en ir a la alacena y limpiarlo todo

y quedarme sólo  con lo que realmente vale la pena,

pero tengo miedo a que el impulso me haga deshacerme de cosas que están ahí,

pero que no sé que aún necesito.

No quiero deshacerme de ellas.

¿Y si rompo o pierdo algo? Algo de esa magia

¿Y si desaparece la telaraña que la sujeta?

¿y si me equivoco y al barrer, la hago desparecer ?

Así que aveces, voy a la alacena, doy una vuelta por allí.

Y curioseo,

pero no toco nada, lo dejo todo en su sitio

y confio en que todo está bien y que cuando llegue el momento

sabré rearmar el puzzle de nosotros que aún guardo en la alacena.


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El corazón que bosteza en la mano

los días pares, en los que parece que no te acuerdas de mi (dice)

-Claro, claro, “ahora me encanta buscarte”.

En la papelera del ya es tarde

me gritan los párpados

de buscar en los silencios.

Como todos, como todas,

incluso sin klennex somos dramáticos,

quieres verme desnuda de nuevo,

o puede que el azul de mis rizos

bajo la luna sea más intenso.

Cada viernes,

se arranca una teja de mi mejilla,

me gusta inventarme el desenlace final.

Adicta a los finales a la francesa,

todos nos queremos en silencio

y no me hace falta más que una sonrisa,

para olvidarnos con cariño,

para aparcar el día a día

en el cajón de los para luego.

– ¿Me invitas al balcón de tus ojos?

– Sólo si saltas esta noche.

Mañanas con prisa y sin prisa,

con el mismo sabor a fin de temporada

Cada vez me duran menos los yogures y los quesos.

Aparcamiento de los sentimientos

en fase de demolición,

agárrame del pecho

y dibujemos una flecha aleatoria.

Para fallar, yo también sé ser profesional,

regálame la risa, lo demás, no importa,

apúntame la dirección de aquella tarde,

en la que reímos tanto,

quisiera volver a ella algún día.


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Esa forma que tienes de cercenar mis avances contigo,
cuando me empiezo a sentir otra vez cómoda
otra vez segura, atacando de nuevo.
Dices que estás educándome,
y lo dices tan serio, que temo que sea verdad.

No sé cómo decirte que te siento lejos,muy lejos
y siempre pienso en alejarme definitivamente.
Entonces, cuando pienso en huir,en no volver
me vuelves a sonreír con esa sonrisa tuya
que se come los demonios y me los devuelve fríos
y aparentemente muertos.

Me posas los besos en mi boca, con ese gesto inconsciente
que haces tan pocas veces, y me parece algo mágico.
Me siento como una niña pequeña
a la que le dan aquello que tanto ansía.
Este adiestramiento voraz
me hace sentirme presa de un ardid letal.
Vulnerable, sin amor,
débil en una guerra fría.

No estamos enamorados,
pero sólo nos tenemos el uno al otro
tú buscas otras, yo me dejo buscar
y seguimos solos en este desierto
en el que sobrevivimos
a base de contrabando de afecto.

Bajo la luna creeré avanzar
tal vez me confiaré
pero cuando mengüe,
volveré a sentir tu fría presencia,
en este invierno que une nuestras soledades
haciéndonos creer que somos algo
cuando no somos más que
dos náufragos que se dan abrigo.

Ahora nos dicen cuando tenemos que ser felices
y cuando dejar de serlo, después de la navidad,
otro término comercial, blue monday o
el día más triste del año



He oído que hoy es el día más triste del año
y he pensado que igual
era mejor no levantarse de la cama.
Fuera nieva y me parece gracioso pensar
que pueda llegar a nevar
en una ciudad como esta
y sin embargo ni el frío,
ni la nieve, ni el día más triste del año
me han hecho sentir mal.

No estoy triste,
yo, que ando luchando con el nenúfar que me parasita
yo, que he desestimando las sendas de baldosas de azúcar
porque me van más los callejones oscuros
yo, que a cada caricia de menos pierdo razones
para querer verte.

Yo, que no sé escribir poemas alegres de cosas tristes
yo, que tengo una montaña encima del pecho
yo, que dibujo tristezas en la gente que no tiene
y los hago marchitar en mis retratos
yo, que colecciono jardines de ausencias
y en su lugar planto rosales con orgullo.

No estoy triste, el día más triste y frío del año.
No me he muerto,
ni se me ha escapado el alma por la boca
ni se me han fermentado tus excusas.
No se me achica el cuarto
ni se me hunde el cuerpo en la cama
no se precipita el techo
ni se me escaman las costillas.

No te echo de menos
No / te echo / de menos

No se me encoge el estómago
ni me veo fea y vieja en el espejo
no me faltan todas las personas que me faltan
ni asoma hoy el cráter oscuro de mi futuro

No me asusta el fantasma de yo misma
ni vienen las druidas a quemarme en vida.

Mañana, quién sabe,
quizás venga la tristeza a adueñarse de mí
pero hoy
no estoy triste
el día más triste del año.

Texto perteneciente a La coleccionista de Azules



Cartas a Dios

Parte I

-I-

Son un río de furia tus palabras,

en algun lugar debe haber un héroe,

pero no soy yo.

El fuego quiere posarse en mi garganta,

en mis yemas.

No puedo ser tu héroe arrodillado.

Alguien debe escapar del teatrillo,

alguien que te señale,

alguien que sepa,

por qué hacerlo.

En el fondo,

ambos sabemos

que no puedo ser tu héroe.

-II-

Pero cuesta tanto marcharse,

para no volver.

Saber que será mi dedo índice

lo único que nos una,

enfrentándonos.

Saber que cada palabra que alce

me golpeará,

Saber que me convertirás

en proscrito, en maldito.

Alguien debe hacerlo

y sabemos que ese alguien

debo ser yo.

-III-

Mientras abandono la luz

mis alas paliceden

ennegrecen.

La luz no puede existir

sin la oscuridad.

Ahora mismo

la luz

lo invade todo,

de tal forma,

que ha dejado de existir.

En la oscuridad

no crecen los héroes que han de venir,

para tí,

para tu cielo,

para la escena perfecta,

en la que no quiero aparecer.

Nos veremos de nuevo

cuando la luz te canse

cuando no quieras más héroes

y la calma vuelva a tus frases

apagando el fuego

que hoy,

me empieza a consumir.

Hoy me humedezco
pensando en la prohibición
de dormir con bragas.

En alguna parte, duermes,
en una buhardilla.

Pienso en la noche, la primera,
en la que sobre tu cama,
nos desarmemos, sin habernos nunca aún besado,
sin habernos profanado.

Sin bragas.

Puede que no sea en París,
puede.

Si me vas a mentir
hazlo
hazlo con descaro,
con alevosia, miénteme
pero no te arrepientas, hazlo,
créete tu propia mentira, hazla verdad.

Que no exista nadie que sepa tu mentira,
borra el rastro, las huellas, comete el crimen perfecto.

Miénteme, como tú sabes hacerlo
con esa perversidad inocente,
con esa mirada desafiante, del que se siente ofendido,
del que quieres creer, necesitas creer, y crees.

Cayendo en la tejida trampa de seda que se acomoda
según voy escuchando cómo se formulan tus palabras.
Hipnóticas.
Falsas. Siempre falsas, pero tan tuyas, que parecen verdad.

 

 

Esta noche estoy esperando que se ilumine la pantalla,
espero que aparezcas para rescatarme de la neurosis
que me producen los días tras los findes raros.
Temo los findes raros, son el cáncer
que se van apoderando de mi seguridad afectiva.

Después de un finde raro, las cosas
ya no vuelven a ser como antes,
donde antes había complicidad,
deja de haberlas,
las frases y juegos de palabras
ya no fluyen naturalmente
y aveces aparecen esos silencios feos,incómodos,
acompañados de miradas de circunstancia.
¡Hasta los besos son raros, saben a artificiales!

Ahora temo verte,
temo que ya no puedas volver a mirarme
como me mirabas antes.
Con esos ojitos, esa ansiedad,
con esas ganas de besarme a toda-hora
o esa forma de abrazarme
y alargar el tiempo para que no me vaya
esa habilidad tuya de secuestrarme,
para liarme siempre y me quede a dormir contigo
aunque tenga exámen al día siguiente
aunque esté enferma.

Temo que cuando nos veamos
el aire se haga tan espeso
que sea incómodo respirar
y las miradas no se claven fuerte en los ojos
sino que deambulen incómodas
a la búsqueda de alguna excusa
para de nuevo alejarnos.

Temo que desandemos el camino andado
y volvamos a ser esos desconocidos sin saber qué decirse
pero esta vez, sin ganas de conocerse.

 

Yo también querría que todo hubiera pasado de otra forma, que nunca hubiera tenido que irme, que nunca se rompiera nuestro universo felino, que arreglásemos todo conflicto en ese lugar donde sirven ese plato que tanto me gusta o haciéndote gala de uno de tus platos favoritos.
Al final fuimos los valientes que caen por el precipicio, yo también quería saltar, y no pudimos salvarnos.
El mundo no es para nadie, no te engañes. Yo también podría llorar todas mis derrotas, pero el mundo no es para nadie. Estamos hipotecados y hasta nuestros sueños, vienen de fábrica.
Yo, decidí no vender más veces mi alma, y aunque quisieras, no puedo sentirme culpable por ello.
Nunca volvimos a ser los mismos desde que dejamos de felicitarnos diariamente por estar juntos, porque dejamos de estar juntos, y no estábamos preparados para ello.
Siempre fui una soñadora suicida a la que no puedes enseñar un capote rojo, mi naturaleza me lanza contra él con una fiereza inexplicable.
No son mejores los días sin ti, no soy otra que ahora quiera otras cosas, soy la misma poeta incomprendida que morirá sola.
Aveces me tienta una vocecilla oscura en mi cabeza y me dice que mis castillos en el aire son locuras Quijotescas¿ Y si es verdad que soy un Don Quijote que lucha contra molinos? ¿ Y si no tiene cura mi locura? Créeme que mi peor enemigo soy yo misma, ya quisieran mis enemigas hacerme tanto destrozo como me hago yo: Lleno mi mundo de jirones, de pedazos rotos que luego no se cómo volver a juntar. Y cuando estoy apunto de rendirme, la luna me coge del lomo, como si fuera un gatito pequeño en las fauces de su madre y me enseña mi filosofia.
¡Ay! ¡Qué sencillo cuando lo veo todo desde fuera, ahí no tengo dudas ni flaquezas. Lo veo tan obvio, tan sencillo. Y sé que es precisamente ser yo misma, con mis ideas de hidalga colgada las que me hacen sentirme viva, las que me definen más allá de mis triunfos. No es orgullo terco, no.
Es la sensación de seguir adelante con el proyecto de mi misma, es ser la persona que soy y ser feliz. Tú no querrías que fuera otra tampoco, te enamoraste de mis alas violáceas, te gustaba tanto cómo las tendía al sol y la forma en la que la luz las proporcionaba ese color, esos brillos.
De noche, las acariciabas con cautela.
¿Cuántas veces estuvieron apunto de quebrarse, eh? Todas ellas, te alejaron más de mí que la propia distancia.
No, no soy animalillo que puedas encerrar por mucho tiempo. Necesito mis dosis de sol para poder existir. Y en el fondo sabes que nada es culpa de nadie, porque aprendimos que las cosas que hoy puedes reprocharme, eran las historias de otros, no éramos nosotros, nunca lo fuimos.
Y hoy leo tus letras, y sé que no esperas con el plato caliente a la chica que soy hoy, no, no me esperas a mi, esperas a la que un día tuvo que abandonar Madrid, dejar la azotea manchada de nosotros y que dejó de existir ese día.
Lo que quedó de ella en mí, para ti, no fue suficiente, no pudimos saltar el precipicio con mis alas secas. Sólo puedo volar con ellas, cuando lucen, y sabes que hace mucho que no lucían para nadie. Yo no puedo sentirme culpable por haberme ido, por dejar todo manchado y no recoger los pedazos. Me hubiera gustado que no fuera así. Yo también quería poderes infinitos y no haberme tenido que ir. Yo también nos echo de menos…
Pero ahora, ya es tarde para buscar culpables.

Me llevaste a la playa
me llamaste sirena
y a las dos de la tarde
debajo del agua, follábamos
mientras fuera parecía
que sólo abrazos y besos
nos dábamos.

El mar es testigo
que desde ese día
me apetece a todas horas
follar contigo.

La luna te convierte en lobo
cuando me buscas como a una perra
la excusa esta vez era ver la luna
la excusa era ver las estrellas.

Y mientras el azul nos iluminaba
nos guarecimos en la torre alta
para que ya siempre así te recordara,
en esa torre, en esa noche,
sin desvestirnos apenas
mientras la luna nos miraba
aullamos los dos a un tiempo
aunque fuésemos de diferentes razas.

Qué bonito es noviembre
qué bonito el sol
qué aún calienta
suave, cariñoso, cercano,
qué bonito el mar
tan azul, tan calmado,
tan solitario
ahora
que nadie viene a bañarse.
Qué bonito todo
y tu cara, sonriente, alegre
con esos ojos tuyos
tan brillantes.
Qué bonito el amor, en otoño,
cuando todo invita a abrazarse
a juntarse.
Y llueve
repiquea el agua en la ventana
qué bonito todo
cuando está mojado
con esos colores
con ese olor
que me recuerda
qué mágico y bonito
está siendo contigo
este Noviembre.

Si colocara en un tarro
todas las promesas rotas,
éste reventaría.

Imagino cómo flotan los pétalos
que se desprenden de las esperanzas,
adiós tallo,
adiós raíces.

Me hubiera gustado
un final más utópico,
menos típico.
Adiós.

Texto perteneciente al poema Cementerio de amor muerto. Parte III

Si no muero demasiado pronto
sé que moriré sola.
Soy una romántica extravagante
enamorada del concepto del amor
una kamikaze adicta
al vuelco emocionante
del salto al vacío.

Coleccionista inconformista
obsesionada con encontrar
la pieza perfecta.

Hoy, se ha vuelto a romper,
como siempre,
después del insomnio adolescente
viene la gran caída,
despegarse esa magia
que cubría la piel
una vez que pierde su efecto.

Frío.
Vacío.
Silencio.

Mi cementerio está lleno
de amor muerto.

Incluído en el poemario La coleccionista de Azules

Texto perteneciente al poema Cementerio de amor muerto. Parte II

Tú, de mi colección de tús.
Esos, a los que escribo constantemente.

Hoy, de golpe,
aparecerás en mi vida,
sin yo planearlo,
una obsesión
te llevará a buscarme,
a seducirme,
a volverme loca,
y yo,
una vez más,
caeré en tus redes.

Siempre es igual,
me dejaré llevar,
despertarás en mí complicidad,
me encariñaré contigo,
me acostumbraré a ti,
me dirás que soy perfecta,
que nunca has conocido a nadie como yo.
Y… te creeré,
22 23
te creeré, vehementemente,
con la fe del que quiere creer
del que necesita creer
y cree.

Creeré que estamos predestinados
que el entramado esotérico
ha ideado algo especial para nosotros.

Y, el día menos pensado,
una sombra funesta
acabará con alguno de nosotros
el amor penderá de uno de los dos.
Se acabará el misticismo,
la magia, los ojos brillantes
y arañaremos el pozo de los recuerdos
y ambos buscaremos sin éxito
una cura milagrosa.

Nos alejaremos.
Nada volverá a ser igual,
nunca volverá a ser igual.

Otro amor más,
muerto, para mi cementerio,
los tús de mi vida,
que se acumulan
en mi garganta,
en mi cabeza,
en mi entrepierna.

Me asusta pensar
en que algún día pierda la fe,
la fe de que existe un amor
que no muera
que no irá a parar
a mi cementerio
mi cementerio
de amor muerto.

Incluído en el poemario La coleccionista de Azules

Texto perteneciente al poema Cementerio de amor muerto. Parte I

A altas horas de la madrugada,
buscar a alguien que haga de salvavidas.
Esta noche,
miro náufragos que posiblemente,
aunque callados,
anden necesitando lo mismo.

Qué silenciosa es la noche
y lenta
cuando no hay nadie a quien llamar
nadie que te rescate
nadie que te eche de menos
nadie
mirando un móvil
inerte
mirando el techo
mirando el azul
tiñéndolo todo.
Una noche más,
no puedo dormir.

A mi cabeza
vienen tantos tús,
tús que no lo son tanto,
podría abrazarme
a cualquiera de ellos
y seguiría sintiendo este vacío.

No lo llenarán, no,
solo, tal vez,
una sola noche.

Mañana todo sabrá a marchito.
Cariño usado de contrabando.
Adioses
que parecen hasta luegos,
pero son eternos.

Esta noche lloraré a todos mis muertos
caerán sus cenizas sobre mí
y cada silencio
será una nueva losa.
Vendrán a mí
cada uno de sus funerales
vacío,
más silencio,
sigo sola.

Esta noche pesa sobre mí
el tiempo parece no querer avanzar
me empeño en fingir
que voy a dormir.

Catálogo de preguntas
existenciales y suicidas
crece esta ansiedad
este esperar que algo suceda
algo mágico que me salvará de mí misma.
Vuelvo a los tús, a los milagros,
a refugiarme en el papel
a sembrar ejércitos de poemas,
a rasgar el tiempo
a inundar telas
a vomitar letras
la melancolía invade,
ahora, todo mi cuarto.

No puedo dormir
no puedo
no consigo dormirme
ni salvarme
ni llamarte
ni olvidarte
esta noche
que parece no querer,
nunca, terminar.

Incluído en el poemario La coleccionista de Azules

Hoy estuve en aquel lugar donde rompen las olas donde una vez fingimos salvate tú, invocándolo fatalmente como sueño premonitorio. Las olas rompían una y otra vez sobre las rocas que yo saltaba difusa aquel día.

No paraba de pensar en ti y en que, tal vez, ese ir y venir de las olas es un reflejo de la forma en la que nos empeñábamos en chocar contra una historia  imposible.

En ese Distancia, fatal distancia

Mutilación

Entonces

perdiste la complicidad conmigo

y no conseguí que volviera.

 

Me has llevado de viaje

a un viaje de ensueño

me has mimado y consentido

como a una niña pequeña

Yo

sin embargo

lo que más recuerdo

es cuando cogiste

los dedos de mis manos

e hiciste el recuento

de cual enviarías y a quién

una vez me despedazaras

y me cortaras en trocitos.

Y son dos, aveces tres,
unidos, hermanos,
adorablemente extraños.

Dibujan una danza,
yo en medio,
cada piel me atrae
de forma distinta.

Saboreo la impaciencia
de sentirlos todos
tan cerca
tan lejos.

Simultaneando complicidades.
Hay tantas señales
y un stop que me asusta.

Pierde intensidad la caza
de tanto desaprobecharla.

–    I    –

Llegué y Madrid no era la misma.
Una pesadez se posó sobre mi cuerpo
y me costaba respirar.
Tal vez los universos paralelos
me estaban invitando a marcharme
siempre dije que aquí
se había acabado una etapa
y que debería seguir en otra parte.

Madrid se mostraba ante mi
esta vez vacía
y difícil,
como una yegua salvaje
que no quisiera ser montada.

Sus calles olían distinto
pero la misma sensación de siempre
de sentirme en casa,
siempre me siento en casa
cuando me sumerjo en el centro
de forma anónima.
Me encanta la soledad
de mi paseo, perdida,
deambular sin sentido,
libre, sin esperar ver a nadie conocido.

Incluso la improbabilidad
hace mucho más felices
las casualidades de los encuentros fortuitos.

–   II    –

Estaba en casa, eso era seguro,
pero una fuerza invisible
renegaba de mi.
Como el ave que empuja a sus polluelos
al vacío.

– Vuela –

Sentía que me estaba invitando a volar,
de nuevo.

– No te encariñes
Las alas no son para quien se encariña
y echa raices. –

De todas formas
hacía tiempo
que no tenía raices en ningun sitio.

Y Madrid ya no era
uno de mis próximos destinos.
Pero sentirme así, distinta
me perturbaba.

–   III    –

Me sumergí en el metro.
El metro siempre me había mecido en su seno.
Me dieron ganas
de pasarme todo el día
subterráneamente
apegada al cordón umbilical
que aún nos unía.

Sola,
mecida en el asiento
que me permitía recostar la cabeza
mientras,
mis ojos me mostraban
la silueta de mi cuerpo sin cabeza,
presa fácil de cualquier selfie instantáneo
de los nuevos alienadores.

Quien habló de le holocaustro zombie
creo que nunca imaginó
que ya lo vivíamos.
Los zombies se alimentan
del cerebro alienado de otro
que como él
dispara me gustas como recompensa.

Todos nos vamos infectando
de esta enfermedad
que nos atrofia social y motivacionalmente.

Mientras pensaba esto
llegué a mi destino
lugar que alguna vez fue uno de mis dos grandes hogares
los cuales até a mi como apellidos.

La 13:47 y 31ºC, Agosto, Madrid.
Y no hacía calor.
Igual estaba muerta también,
era otro zombie
que observaba todo desde el papel de cuadrícula
que me hacía sentirme acompañada.

Hacía millones de años
que había sustituido el diario
por pensamientos desordenados
y emociones encapsuladas
que algunos
(y yo misma aveces)
llamaban poesía.

–   IV    –

Me fascina como los barrios perduran
cuando mutan sus gentes.
Yo era una antigua inquilina
de las plazas que ofrecían ropas en mantas,
de las paradas de autobuses y farolas
empapeladas de anuncios
que apenas vería nadie
antes de su limpia,
de la mezcla de acentos
de una lengua parecida.

Sentía algo interno
que me unía a esta ciudad
más allá del convencionalismo.
Algo místico.
La confluencia
de todo lo que en ella pasaba
de lo que me arrastraba
en una u otra dirección.

Me sentía más yo
aunque me invitara
a seguir mi camino.

Mi romanticismo,
que me dibujaba destinos caprichosos
que me colocaba personajes que me invitaban
a probar mundos nuevos y excitantes
los cuales ingería con un hambre desmedida,
me decía
que existían otras ciudades
que me harían sentir en casa
que me secarían las alas
para continuar mi vuelo
que aún quedaba mucho de mi andanza,
personajes nuevos descubriéndome
los placeres que el mundo
había dejado encriptados para mi.

Puto romanticismo sin sentido.

–   V    –

35º y seguía sin tenercalor
puede que el termómetro estuviera estropeado.
la temperatura era tan distinta
y el agua….

Me detuve a observar
la estampa de mi cuerpo sin cabeza
que anotaba frases en un cuaderno.
Ahora, la sombra dibujaba en el asfalto mi pelo
que se mecía suavemente.
Miraba mis rizos como ajenos
como si pertenecieran a otra muchacha.
Una muchacha que me atraía.

Había pasado dos años de prestado
y estaba empezando a olvidar
quién era yo,
debía dejar esa etapa atrás
y zambullirme de nuevo
convertirme en piraña sedienta de vida.

Llevaba días pensando
en cortarme el cabello
pero ese momento
el pelo ondeando
meciéndose de un lado a otro
se me antojó una señal
y temí acabar como sansón.

–   VI    –

Me enamora el pensamiento exotérico
que a muchos les hace verme como loca.
Probablemente
son pequeñas superticiones  aleatorias
movidas por la teoría del Kaos.

Pero en mi caso,
son experiencias
que llenan de motivación mis actos.

Fluir.
Siempre con la teoría del fluir.

Había abandonado
casi toda atadura
o sensación de pertenencia
voluntariamente.

Y aún así
me dolían aveces
algunas costras
de las heridas del proceso.

Cada vez me quedaban menos.

Madrid era esa segunda piel
de la que era difícil renunciar,
con ese «Vuelvo a tí»
repiqueando en mi cabeza.

Los lunes de agosto
puede que tengan también
una configuración astrológia
que me hagan cambiar.

Otra influencia más,
como mi condición lunática,
como mi apego a los círculos
o mi devoción por los azules.

Hubo un tiempo
en el que me tropezaba
cada 9 de Diciembre.

Lunes, Luna, Lunática,
en el fondo
trazar un mapa de uno mismo
no es más que un compendio
de pequeñas locuras.

 

 

Aveces es difícil decir adios
adios definitivamente
porque el real, no se elije
simplemente sucede.
Algo se rompe dentro
y tratamos de remendarlo
y no se elije
empezar a sentir “ese” algo.

Ahora de cuerpo presente
no sabemos decir adios
y lo sujetamos
mientras se va pudriendo
en nuestras manos.

Mientras me ahogo…

Apareció un valle
el badén suicida
nos transportó al desierto.

Y nuestras pistas nos llevaron
a unas minas doradas
promesa de un lugar que jamás pisaríamos
en busca del minegro
dos metros más allá
del sendero donde los jabalíes
guardarían el mirador del cielo
estrellas menos contaminadas
y lunas encriptadas de nubes
protegidas por infantes con el rostro de la muerte.

De día pisaríamos arena negra,
descubriríamos valles de sirenas
y conquistaríamos el mar
o se revelaría mostrándonos sus fauces
para recordarnos que es ingobernable.

De noche eclipsaríamos a la oscuridad longeva
que se extendía salpicada de cactus y montañas.
Buscando excusas adolescentes
para acercarnos tímidamente
siguiendo tu olor como una droga
hasta que la luna
nos convirtiera en licántropos hambrientos
y aulláramos
ante el silencio abisal
en el que las horas pasaban raudas
y nos acechara el día
que nos trajera de vuelta.

Aunque ambos, ya sabes,
que siempre fuimos más
de amaneceres felices.

Mientras me falta el aire,
esta dulce sensación de asfixia
mientras me ahogo
Lo recuerdo todo… borroso.

Quién pudiera caer al fuego
y purificarse,
nacer de nuevo,
revivir de las cenizas
como un ave fenix.

Dejar atrás la sensación putrefacta
que nos hace ser débiles
dejar atrás el olor nauseabundo
de las inseguridades.

Quemar todo
quemarse por fuera
y por dentro
hasta que la piel nueva
nos haga sentir infantes,
nuevos,
todo pureza e inocencia.

Quién pudiera
esta noche
arrojarse a la hoguera
y reaparecer
una vez se apaguen las llamas
como una maldita Targarian.

 

Se raya el cristal en el apartado
“de lo suscribo todo, sin leer la letra pequeña”,
perece, vence, final.
Y no hay más: lo único importante,
haría cualquier cosa, siempre, nunca.

Se acaba el bocadillo de sonrisas felices
y comieron perdices
y el tragaluz se vuelve vómito
y no soporto una noche más sola,
ni acompañada, ni viva,
y cada mañana es un recordatorio.

Se vence el calendario
y caen las arrugas en el lavabo.

Podríamos bautizarnos
como nuevos habitantes
y sangrarnos los fantasmas
y las excusas,
pero no hay mapa
y yo nunca tuve buena orientación
y me confundiría de salida.

Sería mirarnos fijamente
y olvidarlo
todo
empezar de cero,
si es que existe el cero
y si es que después de olvidar
se puede
empezar
de nuevo.

Cuando vuelva, dime que aún te acordarás de mi,
de esa yo que yo era, de esa yo que está por volver.

Cuando vuelva, quiero
que volvamos a perseguir el aroma a té
que deja el chocolate entre mis labios.

Volveremos a fingir que somos dos desconocidos
y me tocarás a escondidas
mientras nadie nos mira
o creemos que nadie nos mira.

Y te llamaré para que vengas corriendo de madrugada
y me descubrirás vestida de princesa o de guerrera
y jugaremos a desarmarlas.

Cuando vuelva
habrá maullidos en la ventana
y sonido de palomas en la cocina.
Y el invierno anidará rojo en mi espalda
mientras pelean las calzas en mis piernas.

Esa yo, que inventa aventuras
para entretenerte y evitar que te vayas.
Esa yo que sonrie distraida
cuando metes la pata.
Esa yo que sabe trepar a los tejados,
batir las alas y cazar malos pensamientos.
Esa yo quiero-arreglar-el-mundo
que no quiere atarte
y que le gusta verte
revolotear travieso.

Cuando vuelva dime que otra vez
nos hará cómplices el silencio
otra vez
ese abrazo-puzzle
en el que tan bien encajamos.

Cuando vuelva
dime
que aún te acordarás de mi
y que me pedirás
que nunca más
me vaya.

Donde las agujas no se atreven a señalar
los soñadores coleccionamos
lo que los demás creen que no existe

La parte que se consume de nosotros, crece
Se alimenta del miedo,
ese que cultivamos, a cada rato,
en cada alacena. Miedo.

Miedo que crece como vello
que se esconde en mis poros. Miedo.

Y nace la lumbre que achica la fuerza
que dibuja muros.
Envenena la lengua
arrancando lágrimas
que nos separan más
que esta fría distancia.

Y la noche, que lo cubre todo
te hace más feo, más borroso
y te garabatea a ti con dientes fieros
y a mi con garras afiladas.

Miedo. Miedo al miedo.
A que corramos con fuego
ahuyentándonos
creyendo ir en nuestra ayuda
como un perro pequeño
que teme a su cola.

Y mi cuerpo me abraza y sé
que faltas entre mi brazo y yo
pero no estás
y sé que esa parte que crece
se aprovecha de este vacío.
Que nos hace débiles
mientras tirita la veleta de nuestro destino.

Y a solas, juntos,
sabemos que no hay mano, ni pierna,
ni boca, ni barbilla, ni pecho
que se acople mejor a este cuerpo
pero la piel irritada de tu ausencia
grita con fiereza su amnesia.

Y viene el invierno que agita sus alas
para que crezca el miedo
el miedo, el frío, el ansia,
el frío,el miedo, el ansia, el frío…
ejército de dudas
arañazos contra el cristal
que finge protegernos.

Crece, como el lobo al que no alimentar,
como la sombra en la tarde,
como la lluvia en septiembre,
como la luna creciente,
crece, la parte que se consume de nosotros
el miedo que arrebata lo que fuimos.

 

Idiota, irresponsablemente estúpida
jugando con ésta proporción áurea
queriendo encerrarla en un círculo
para conservarla, para que no se escape
como si la perfección pudiera conservarse en formol.

 

Hace tiempo que dejaste de existir, ahora eres recuerdo agridulce, 
ya no hay conversaciones suicidas, ya no, 
ya no tejemos el lenguaje de babel, ya no,

Ahora eres silencio de cristal, frío y áspero
siempre fuiste la persona equivocada, 
como la mano insistente que llama 
abnegada al destino de la respuesta fiera.

Tú, maldición perenne
desapareces, por fin desapareces
y la calma de tu ausencia 
me atormenta.

Nunca quise volver al pozo de nuestros desencuentros
pero tampoco borrarte del diario como un maleficio
me vendiste una segunda vida de mentira
y te creí, decías que nunca te irías, decías
y que nada te separaría como amiga.

Como todas y cada una de tus promesas
de tus pactos, de tus acciones
me volviste a fallar
y no entiendo de qué me sorprendo
y cómo es que aún sigo sin entenderlo
si siempre me fallaste en todo
y nunca conseguimos comprenderlo.

Te fuiste y decidí no buscarte
me cansé de darte segundas oportunidades
perdonarte lo imperdonable
y seguir siendo la que siempre estaba para ti.

Adios

Imagina que puedes no salvar el mundo esta noche, 
aunque seas mi salvador, 
aunque te necesite más allá de todo y de todos. 
Imagina por un momento que estás aquí, conmigo 
y que eso es lo único importante, 
aunque me hunda, aunque se caiga el cielo a pedazos 
y no tengamos donde escondernos. 

No quiero que me prometas, 
no quiero que te encadenes conmigo, 
no quiero arrastrarte al mundo real, 
necesito que sigas escalando edificios 
y colonizando satélites solitarios 
para seguir existiendo, 
para conseguir mis poderes, 
esos que me hacen seguir siendo parte del juego.

Imagina que puedes no salvar el mundo esta noche, 
aunque me convierta en damisela 
y se me encharquen los ojos, 
aunque sea negro el horizonte 
y grite asustada en la noche. 

Imagina, que estamos juntos 
y eso es lo único importante, 
aunque se acabe el tiempo de vernos, 
aunque se asuste la suerte y nos condene. 
No contaminemos algo tan puro, 
no construyamos esperanzas vacías, 
no caigamos en rutinas suicidas, 
necesito que uno más uno no sean dos, 
no sean dos, no sean dos, 
necesito que no sean dos.

Imagina que no puedes salvar el mundo esta noche, 
aunque sólo por existir, a mi, ya me hayas salvado.

Siento cómo el agua baña mi cuerpo
apenas cierro los ojos
el agua se hace pesada y espesa
la acaricio resbalando por mi cuerpo.

Mis yemas aún saben a ti
entre hierro y dulce
te saboreo.

Deslizándote entre mis dientes
juegas con mi lengua
eres adictivo, quiero más.

Quiero morderte, arrancar un quejido de tu boca
notar la sangre fluyendo, el charco de tu cuello.

Beberte.
Embriagarme.

Sentir el líquido viscoso tiñendo mis labios
calentándolos.

Lamer la herida, degustar gota a gota
las pinceladas que se derraman en el lienzo de tu cuerpo.

Agotar mi sed.
Saciarme.

El agua sigue cayendo sobre mi.

Esparciéndose sobre mi. Mojándome entera.
Cae sobre mi. Recorriéndome sin prisa
pasando por mis ojos, mi boca, mi cuello, mi pecho, mi ombligo
sentirla sobre mi. Recreándome despacio
pensando en tus manos,
tu tacto acuoso reptando por mi piel hasta detenerse en mi boca
queriendo que te pruebe, dándome un poco de ti
para que cierre los ojos y te pida más.

Te gusta jugar.

Tus manos arden, llenas de sangre caliente
sobre mi.

Otra vez un cuarto perecedero
ya se distinguen sus comisuras
su sabor a fuera de temporada.
miro los rayos de luz que filtra la ventana
y te recuerdo, entre mis cosas, recostado,
iluminado entre naranjas y ocres,
pintado con partículas en el reflejo de mi espejo.

Archivándote.

Racaneando el momento de envolver, de guardar,
de rendirse, de empezar de nuevo,
el descoserse de las paredes,
dejando hilos sueltos en tantas esquinas.
Tiro de mi sonrisa que se atasca
en muecas estereotipadas
y me detengo en la doble ración que dispongo por las mañanas
aveces, incluso, cuando no estás.
Se me encharcan las palabras
al buscar ventajas de no despertar a tu lado.

Archivándote.

Me agarro los tobillos
para que no se me partan al caminar
entre los quicios de las puertas que me llevan
a amaneceres sin guión.
Levanto la vista y encuentro una galleta,
un pájaro gordinflón, unas cuantas letras garabateadas
y AMOR,
amor en grandes dósis,
creo que tengo desordenado por el suelo
y temo no saberlo rescatar todo a tiempo.
¿Y si me lo dejo aquí? Sin querer, perdido en un cajón
o bajo las baldosas o filtrado por las paredes
como esas humedades verdes
que se me meten en los ojos
y florecen azules, o transparentes
marcando miedos en mis costillas.

Archivándote.

Ropa, más ropa que se amontona,
mezclada con la tuya, esa que te quito,
esa que me quitas y pienso en la de sitios
que nos faltan por enjuagar de besos y deseo.
Un paraiso sin gastos pagados
que los pobres hasta tenemos
que subir andando al cielo
y nos cuesta caro.
Y te veo a través del objetivo, del derecho o del revés
estiro mi mano y no puedo sentir el roce de tu piel en tu imagen.
Araño y rasco como un animal encerrado
y veo la sangre brotar de mis yemas.
Temo verte finalmente en llavero
en imagen mutable y muda que puebla mi pantalla.

Archivándote.

Me abrazo a mi colcha que se desvanece
y se hace invisible y pesada. Siento su aspereza,
latigazos fríos en mi espalda que reclama dolorida
la pomada de tu abrazo, el bálsamo de tus caricias,
las sábanas se tiñen de marea
en la que me pierdo en la noche.

Varada en la cima de mis reflexiones
de un reloj que acelera el ritmo
segun se me acaban las fuerzas.
Afeitándome la desidia que me crece en piernas,
brazos, en la tripa, en el pecho, en la risa.

Me siento en cada oportunidad de verte
para almidonar en mi retina
todo el catálogo de tus estados de ánimo,
de las formas de darme un beso,
de las maneras en que me tocas,
me abrazas, me mimas, me miras,
de todas y cada una de tus sonrisas
o tus gestos.

Archivándote
Archivándote
Archivándote

Con la ansiedad de un corredor de fondo
que se va quedando atrás
pero no ha perdido la esperanza
aún de ganar.

 

¿Qué será de nosotros cuando abandonemos el barco?
Siento miedo de que nos dejemos alguna fórmula milagrosa
en la habitación en la que a menudo siento que vivo contigo.

Creo que por fin… he conseguido superarte.
Tengo una nueva poesía, que no me apetece enseñarte, que no me apetece esciribir aquí. Pero creo que esta última semana y media que pasaste aquí, en mi casa, me hizo verte con otros ojos. Aunque estoy desconcertada, porque todo fue muy extraño, incluso ese acercamiento repentino y volverte a alejar otra vez de golpe.

Y me invitas a ir a verte… iré?

De momento ahora te siento bien lejos. Tb creo que es que hay alguien que te ha sacado de golpe…sin buscarlo.

Te había coronado legítimo rey de las aves en el agujero oscuro que cerraba el día con una selva arropándonos en la tempestad, sintiendo el semicírculo que formaba tu pelaje. Me habías prometido las mil y una noche y la lámpara nos negó cada uno de nuestros deseos.

Me habías filtrado todas las lágrimas y yo te había echado al caldero varias veces como plato del día, nos torcimos en las enredaderas que isan los días y mañana y ayer se confundían en cada recuerdo, ensamblamos una estampita en los bordes de los sentimientos y se nos deslizó la mano al intentar no acercarnos demasiado.

Caimos y se encendieron un millar de mariposas y las dimos de comer palabras encriptadas que nacían en despertares blancos.

Me dijiste ven y amanecimos desafiando el tiempo en una alcoba inundada y una mañana esquiva que se desvanecía rápidamente. Salté a la aventura de conocerte del otro lado, me asaltaste en la frontera del sentir desarmada y me venciste sin esfuerzo. Fuimos mil y ninguno, nos transformamos en la sombra de la crisálidad que aún está por alcanzar su forma definitiva.

Con el inconformismo del felino que no coge la postura nos zambullimos en el foso denso de las cosas pendientes y mientras la marea nos azotaba en un vaso de cristal, asomaste la cabeza y nos convertimos en oportunidades mutantes que se pegan de cabezazos contra el techo al tratar de avanzar.

Nos miramos, brincó el silencio, se posó el miedo, nos invadió el fuego, avanzamos ciegos y trepó por nosotros la hiedra mielina que nos uniría.

No sé si todo esto pasó realmente,

si fue un sueño o tal vez, producto de mi imaginación.

#bdd6e4

https://lauramequinenza.com/videos/la-sombra-de-la-crisalida-jam-del-bukowski-club-2012-madrid/

 

Estaba releyendo lo que escribí aquí hace tiempo, la última entrada creo que tenía 2 meses y he visto que me viene bien hacer estas cosas, es como hacer terapia, yo misma encuentro claves y explicaciones aunque a ratos me envuelva la locura, otras hablo con una claridad que me sorprende.

Seguiré haciendo estas terapias, cuando lo necesite 🙂

Nunca entenderé por qué cuando hablo contigo , después de tanto tiempo, después de esa última vez que viniste y fue tan raro, tan distante, tan extraño. Aún así me animas, aún así me emociono sólo de pensar que te vuelvo a ver. Recuerdo esa conversación que tuvimos por tlf antes de hoy hace dos semana, cuando nos confesamos que la última vez que nos vimos todo fué muy extraño, parecía que nos tocábamos con un palo, que nos esquivábamos, ni siquiera nos besamos. Me hizo gracia darme cuenta que ambos sentimos la misma rareza.

Hoy vuelves, de nuevo, a mi casa. Qué pasará, siempre eres tan enigma para mi, que no sé prepararme para verte, para tocarte, para besarte, cada vez que vuelves, te miro con la mirada perdida e invadida esperando una señal, un indicio de que esta unión atemporal y fuera de las distancias nos sigue acechando y volcándose en nosotros, sin por qué, sin para que… esta noche vuelves.

Volver a verte, de nuevo, y como una niña de quince años me pongo nerviosa sólo pensandote. Cada vez te escribo menos, te cambié, tengo un nuevo muso que me descoloca, que me hace perderme en mis ideales. Pero aún así sé que sigues en mi, eres algo que sigue ahí más allá de toda lógica.

Tal vez has venido, precisamente ahora, que necesitaba algo así, algo que me hiciera reordenar mis sentimientos que me sobrepasaban, me gustaría que no lo hicieran de forma tan descontrolada, supongo que entonces viviría sin emoción, o simplemente no estaría viviendo. Pero vienes y todo se ordena en mi microcosmos. Como por arte de magia.

Lo sabías? lo sabes? Te das cuenta en lo que te has convertido? Eres un símbolo más allá de todo lo que pueda o no sentir por ti. Eres la persona que tenía que conocer, más allá de toda atracción física y sexual.

Sálvate tú…
que yo hoy no tengo fuerza
he caído rendida
después de darme cuenta
que no soy tan fuerte
como aveces me creo
y me estoy haciendo ovillo
de tanto deshilacharme
y no encuentro las aceras
a las que poder abrazarme
para luego salir aullando
para correr sin zapatos
para perder el tiempo
sin saber el camino de regreso
sabiendo que hoy no seré tu cíclope
sabiendo que hoy no temblaré
como una luna de agua
que pertenezco a esa clase de seres
que padecen bipolaridad crónica
y que según me cierro hacia adentro
mis pies se van hundiendo
perdiéndose
abandonados al tragar sin compasión
de los días que me atusa la marea.

Sálvate tú
que no quiero arrastrarte conmigo
en mi delirio advenedizo
donde se pierde el juicio
donde las entradas y salidas
se convierten en látigos de fuego
en callejones mortales
en la tortura de ver
lo que no quieres ver
que no quiero que veas
cómo la calabaza se convierte en carroza
vendido todo el minuto, el segundo
la centésima para entenderme
y aún así las paredes me hacen rebotar
para darme cuenta que vivo en un espejismo
que al tratar de tocarlo con las manos
se desvanece y se convierte en arena.

Intentaré que las corrientes no me arrastren
no quiero llegar a la playa
pero tampoco perderme en alta mar
es paradójico pensar
que siempre nado en círculos
y no me atrevo a alejarme
más allá de la tercera boya.

Sálvate tú

Este texto lo escribí tras escuchar la canción, con el mismo nombre, de Andrés Suárez

salvate tu laura mequinenza
Reproducir vídeo

Aún recuerdo aquel día, en el que casi muero ahogada,cuando dejé de ver la playa y sólo veía la tercera boya. Quizá, es que no oigo los gritos que me llaman desde la playa,quizás nadie sale corriendo atemorizado de que no vuelva,quizá la resaca es fuerte y por eso prefiero que los demás se salven, que esta vez igual no encuentre el camino de vuelta.

Hay varias paradas
antes de bajarse del tren en marcha
y cada una de ellas
es más emocionante que la anterior.

Arrancas el techo y siento miedo
no hay vuelta atrás
el corazón se ha descosido
para que lo abramos en canal
y bebamos de él.

Lo agarras con las uñas
con cuidad
y lo vas bordando despacio
a ritmo de lengua y delirio.

Bebemos sangre hasta caer borrachos
yo de tu lado, tú del mío.
Nadie entenderá esta sed inagotable
(sin correas perennes)

Esta noche
agarras mi cuello al borde del abismo
Me cuesta respirar
y tú tiras despacio de mi.
Despacio, despacio. Avivando el fuego.
Despertando los vampiros de pandora
El camino de vuelta borrado
entre los espacios que separan
los dedos de tus pies.

Uno, dos, el siguiente, el siguiente, el siguiente
¡Mañana no existe!¡La cordura no es una opción!

Maquiavélico
engarzas tus cuerdas de títere
abres las paredes
con la misma delicadeza
que abres tu boca
para dejar escapar
las palabras que me hipnotizan
los besos que me embriagan
que utilizas como arma
ante las comitivas explosivas de mis cavilaciones.

No dejamos pistas en mi cuerpo
todos los mártires yacen en tí
en tu espalda, en tu cuello, en tu aliento

Me explicas con tus miradas
lo que no me puedes explicar con palabras.
Abro los ojos en medio de un desierto
y tiro del alambre
que muta en mil direcciones.

Deshojas la mañana
desgarrando mis costados para hacerlos coincidir
giramos en todos los sentidos
y me convierto en puzzle, en muñeca, en invisible,
en tormenta, en pregunta, en respuesta.

Y el sentido deja de tener sentido para convertirse en:

“Tú y yo estamos en un tren en marcha que no sabemos donde va
pero que cada estación es mejor que la anterior.”

Contrabando.
Cambio chocolate a cambio de papel.
Prefiero té.
Y yo cerezas.
¿Sabes? Esta noche me has salvado.

Caminas lento bajo la lluvia.
No temo mojarme. Y nos mojamos.
No hay prisa
pero nos ponemos a resguardo
entre paredes que sudan frases
que esta noche no leemos.

¿Hacia dónde giran mis pies
debajo de esta mesa?
Vámonos y dejemos
que las voces que chirrían
sigan presas entre cuadros
y cabezas de caballo.
No, no olvido tan fácilmente una cara
Ni tampoco sé evitar que se note
cuando estoy nerviosa.

Escaparemos de nuevo
a ser víctimas del azar
encontrando sonrisas
envueltas en arroz y tomate
o excusas para acabar
peleando con el vino
en tu casa y seamos
únicos náufragos de nuestra historia
que amanecen envueltos
de una luz rojiza
que esculpe el tiempo
y transforma a los tigres
en gatos que maúllan
entre arrumacos.

Era de noche y no era tu cama, ni la mía
era de noche, y una serpiente en tus ojos.
El rojo nos tiñó la saliva
mientras nacían en tu espalda heridas
cuanto más profundas, más nos unían.

Entre mis muslos, llora un río.

Hace semanas que no hablábamos, hoy me llamas, te siento tan cercano cuando oigo tu voz… Estás como un niño el día de reyes, nervioso, inquieto, tienes ganas de empezar el viaje.
Es tan bonito despertase oyendo tu energía, tu alegría. Te cuento mis movidas y cada cosa que hace mi hermano te seduce, sé que me gustaría ser diferente a como soy. Hablar contigo me hace pensar que me gustaría poder ser más valiente pero no lo soy.

Me relaja escucharte, me encanta. Siento que hay una magia que te envuelve. Buen viaje amore. Espero que finalmente si nos veamos cuando pises Madrid.

Y me dejaste otra canción…qué querrás decirme, qué querrás…

Por qué se me salta el corazón del pecho cada vez que sé algo de ti? Ahora mismo me late desbocado pensando en ti.

Me haces sonreir, sólo con pensarte y con las cosas con las que me envuelves.
Hoy me dices que vas a empezar en dos días una senda para venir a pie hasta Madrid. Y que quieres mandarme postales desde los diferentes sitios por los que pases contándome tus impresiones. Me muero sólo de pensarlo. Cómo puedes ser tan y tan dulce?

El espejo
Ojos con ojos
nariz con nariz
mimetismo perfecto
labio con labio
frenético beso
mano con mano
seno con seno
es la postura del espejo

ombligo con ombligo
vello con vello
revueltas
rítmico movimiento
otra vez
labio con labio
mágico beso
marea de piernas
entrecruzadas
es la mujer y su reflejo
es la postura del espejo.

Eres grande, grande, muy grande, enorme diría yo. Desde mi pedestal aún no alcanzo a verte. Cada palabra, cada mirada, cada pensamiento, te alza, te eleva. y no puedo guardarte más que admiración.

30 06 11
Eres Grande

«En la noche que se hizo oscura, lejos de mi pecho, pero aún enraizado mi sentimiento, tozudo y malcriado te adora y te venera. Te idolatra y te admira.

Te miré a los ojos y quise inmortalizarte, quise convertirte en piedra. Me duele pensar en que puedas cambiar. Te quiero así, dulce e inocente. Idealista hasta la muerte.

Sé que no seguimos el mismo camino, somos transeúntes que nos encontramos.
Pero encontrarte me convierte, me llena, me hace ver con otros ojos la vida.

Y da igual que estés lejos, que estés mudo, que se alejen nuestros caminos. No te siento en el pecho por lo que compartimos sino por lo que puedo entrever al asomarme a lo poco que medejan ver tus ojos. Balcón perecedero, desde el que me lanzara al abismo de saberme envolver de tus sueños, de tus anhelos.

Quién pudiera seguirte en la senda
Ser de alguna forma, aunque fuera, la sombra de lo que en mis ojos proyectas. «

Y no eres tú , ni yo, es … supongo que otra cosa.

Deshago la obsesión por convertirlo en placer. Mis juegos contigo no deben de tener un fruto, debería tomármelo siempre asi contigo. Si nos escribimos, si nos buscamos o nos escondemos debe ser todo fruto del placer de hacerlo o dejar de hacerlo. Es lo que tiene ver las cosas con perspectiva. Alejarme un poco de la ciudad me ha venido bien, porque creo que me estaba volviendo loca con todo lo que me estaba pasando y me estaba obsesionando contigo.

Voy a dejar mecerme por esta historia como merece, y no volverme loca pensándote como si me debieras algo, cuando no nos debemos nada, no somos nada ni quiero que pienses que es eso lo que pretendo.

Volviendo al calor de la ciudad o te pienso desde otro punto de vista, alejándome de la locura y recordando cómo me pedías que te regalara un pendiente mío de recuerdo y se te ocurrió la locura de pedirme que te lo pusiera y te pusiste a sangrar.

Dejémoslo ahí, además, creo que dentro de poco será imposible vernos

Ultimamente ando muy inestable emocionalmente, tanta inestabilidad en mi vida, creo que me ha hecho bajar la guardia demasiado contigo. Te pienso, pero tal vez no debería haber mostrado mis cartas tan rápido. Ahora, creo que dejaré pasar un poco el tiempo, hasta que te envuelva el silencio, como ya lo hizo ayer. No quiero alejarte de mi , pero creo que este año, cuando me dejo llevar, y me dejo volar por el sentimiento cuando estoy con alguien, lo espanto, y desaparece de mi vida. No sé si seré yo o si sucedería de todas formas.

Estoy en periodo de cambio, creo que volveré a cambiar mi filosofía, tanta supuesta bondad me martiriza. Tb es cierto que yo soy la primera que me dejo llevar por los silencios, estos silencios que queman, precisamente porque estoy vulnerable, cuando yo suelo vagar en el silencio y dejarme llevar solo en nuestros encuentros.

Volveré a saber de ti? o progresivamente te irás alejando más y más? Volverás a Madrid la semana que viene por el Orgullo como me dijiste, en caso de que lo hagas, me avisarás, vendrás aquí? Estás ahora con la que te enmudece? O con la nueva dueña de tus actos? No me gusta competir… por el afecto…

Quiero dejar de pensarte, pero te recuerdo, con esos ojitos, con esa mirada de pillo en mi cama, mientras me decías, que no me contabas cuando te ligaban otras y yo te decía que si. Por qué no soy capaz simplemente de dejarnos llevar en el baile del azar a donde nos lleven nuestros respectivos sentimientos.

Tú, chico de bellos pensamientos, que me intentas convencer de que me una a causas no como un amigo… no, como, un , amigo. Qué encriptan tus palabras?

Y que ahora sólo me apetece pensar en ti, como una obsesa, y me deshago con tus fugaces apariciones, y releo 10000 veces tus mensajes, como queriendo exprimir un significado oculto, alguna nueva señal… Y me remito el teléfono constantemente esperando tal vez encontrarte de nuevo ahi, pero no estás. Apareces fugazmente, y yo siento que te ahogo, te asixio con mis ansias de querer saber de ti. Y te dejo señales en todas partes para que puedas encontrarme… y luego me arrepiento.

Estás muy lejos y yo muy loca, necesito superar este estúpido sentimiento. Lo necesito antes de volverme loca y perderte del todo, debería saborearte, a pequeños sorbos, como los que me das, pero temo que cada vez sean más y más escasos y al final desaparezcas.

Y te pienso, en el descansillo de mi portal, aquel último beso que dio fruto a adios indefinido, y creo que ya no eres el mismo, que ya no te deshaces en mis brazos. Creo que quieres conquistarme y te asusta verme rendida. Pero no me sé resistir a tu encanto. Asi que de nuevo, tras buscarte en nuestro universos vacíos, vuelvo aquí, a vaciar mis ganas de saber de ti, hasta que vuelvas a aparecer.

Me pregunto por qué apareciste en mi vida, por qué este sentimiento de inmobilidad temporal?

Y ya van dos días que no sé nada de tí, desde que te fuiste… y yo te he mandado ya unos cuantos mensajes, en uno de ellos te puse que echaría de menos dormir contigo. Y otra vez volver a tus silencios. Esperando que vuelva esa piedra a golpear mi tejado, para saber que sigues allí.

Y hasta hecho de menos cuando me hacías mil perdidas… y te hecho de menos, y vuelvo a no saber de ti. Y me parece que hiciera una eternidad que te fuiste. Y me como la cabeza, buscandote en tus silencios, mirando los mensajes que algún día me mandaste que me deshacen pensándote.

Y se me agolpa el pecho, como una niña de 15 años, como una niña de 15 años. Ains, quién fuera femme fatale sin sentimientos de nuevo, o destinataria de todas tus atenciones. Criaturilla me siento esperando noticias tuyas, y lo peor es que te quiero libre y sin obligaciones, por tanto no quiero acostumbrarte a que crees conductas para satisfacerme, me gustan nuestras comunicaciones a destiempo, sin reglas, sin orden, pero a la vez muero de ansia por saber cuando oiré de nuevo tu voz, tus cavilaciones. Es cierto que es la forma de incentivar la conducta más efectiva, pero temo atosigarte con mis declaraciones y caigo en silencios esperando escucharte. Miedos infantiles, juegos deplorables.

Y después de las miles de locuras que envolvieron mi cabeza, viniste. Raro, como todo lo que últimamente me pasa a mi. Con el corazón en la boca buscándote en aquella plaza, que no sabía donde estaba. Que no sabía cómo comportarme, qué pasaría, que sucedería.

Y llego y me besas, un beso como de pareja de toda la vida, ni pasión desenfrenada, ni distancia confundida. Como si estuvieras acostumbrado a besarme todos los días, como si fuésemos algo más.

Y toda la noche, en la misma cama, abrazándonos con ternura, sin querer separarnos, sin poder dormir… mirándote, acariciándote. Y dejándome llevar por la locura de esta obsesión que me posee desde que te conozco. Y toda esta semana, en la que pareces mi novio de siempre, ahí conmigo, sin quemarnos en la pasión que me suele caracterizar, la cual apaciguas con tus besos y tu ternura. Apagándome poco a poco y cayendo en la marea infinita de besos en los que nos consumimos como dos adolescentes.

Sin embargo, aunque ahora ya no te consumen tus paranoias, ahora no te emparanoian mis movidas, te noto menos atado a mi. Como si nadásemos en una pecera finita, consumiendo las horas como un fósforo que da calor pero que no llega a quemar.

Sin embargo cuando más hablo contigo, más me gustas, por qué me gustas tanto? Yo misma no me lo explico, se me funden las horas contigo, en este ahogar el tiempo que no tengo, en no dormir, en no descansar por estar contigo hasta que se me agoten las fuerzas.

Nos siento encerrados en un baile adolescente en el que nos buscamos con los labios y nos miramos con cariños inocentes. Como si nunca hubiésemos besado antes a nadie, como si empezara toda nuestra historia y yo no tuviera casi 30 años y tú temblaras al acariciarme.
Despacio, contigo siento que el tiempo tiene otras latitudes y mis ojos se emocionan al mirarte, porque no me puedo creer que después de todo hayas venido. Y dices… que volverás… para dar de comer a mi gata raquítica, y quieres que vaya allí tb.

Hoy hablaba con la persona que nos une, las que nos presentó y me dice, ten cuidado, no te vayas a enamorar, y yo le digo que no me da miedo sentir, o si, no sé. Pero qué puedo hacer yo si esto no lo he elegido. Y tras decirme eso, casi me incita a buscar unas cuerdas con las que atarme a ti. Me dice, la libertad tb es elegir a quién atarte.

Me pierdo en tus silencios muriendo en la distancia que nos separa. Dónde estarás, pensarás en mi? Ayer te fuiste, y no sabía nada de ti… ausencia infinita. Silencio y yo con mis fantasmas merodeando en la cabeza, y me llamas y se espantan, todos a una. Oigo tu voz, que cada día estoy más convencida que es la que me ha hipnotizado en esta locura. Y te siento otra vez cercano, me llamas y me dices que estás mirando el ático, ese al que te quieres ir a vivir y quieres que vaya a verte… Me muero, me deshago, nuestras conversación es corta pero me deshace…
En mi tontería me muero y soy incapaz de llamarte, de invocarte, me siento en desventaja en esta extraña relación, es como si no me creyera que me haces caso. Como si todo fuera mi fantasía. Se me agolpan los miedos de que realmente no seas presa de mi encanto.

Y muerta, me quedé muerta cuando me deleitabas con tus ojos después de escucharme en el recital y me dices que quieres tatuarte mi poesía en tu espalda. Mi corazón se para y siento que me falta la sangre en el cuerpo en ese momento. Y no puedo creerme que hayas estado aqui, me deshago en besos y abrazos, en miradas tiernas, en tus no palabras que me asfixian pensando que no sientes nada. Pero a trazos se te escapan algunas palabras que me inquietan al escucharlas, me hacen sentir que no es alucinación mi desvarío. Cuando me preguntas por quien me llama desconfiado o lees las poesías de mi ex con curiosidad. O cuando me dices, con esa cara y esos ojillos, que mientras dormía y cocinabáis viniste a darme un beso y que yo no me di ni cuenta, y que al acostarte conmigo seguía dormida y no me di ni cuenta de que él estaba ahi conmigo abrazado. Y al oirte noto como tus palabras me llegan, porque me siento igual cuando te beso, te acaricio y te busco en la noche y estás dormido. Y me como la cabeza pensando que no estás. Que ya te has ido, pero despiertas, y me vuelves a besar y me abrazas y me siento llena de nuevo. O cuando me vuelves mencionar tus miedos con mi virtud de viciosa y perniciosa que desbaratas enseguida con una sonrisa y una mirada que me fascina.

Hay un efecto que ejerces en mi y es que se me quedan pegados los labios al besarte y me cuesta dejar de besarte, porque tienes un efecto narcótico que me hace adicta. Por ello sufro en las despedidas, y me cuesta besarte, pero vienes a buscarme, y cuando acercas los labios y me besas, cuando yo había dejado de besarte, una vez más para enfatizar ese no quiero dejar de besarte. Y me muero. Me muero con cada uno de tus acercamientos. Estoy viviendo una especie de sueño en el que aunque te tengo entre mis brazos, entre mis labios, merodeando mi mirada, aún no me lo creo.

Ten cuidado no te vayas a enamorar… como si una pudiera controlar este río incontrolable de mariposas que me desvelan pensando en ti. Y eso, que caigo en mil miedos, y eso que no quiero creerme nuestros futuros reencuentros.

Sin saber cómo evoluciona esta locura… vendrás? No vendrás?

Y me vuelves a llamar, me da miedo esta sensación que se descontrola de mis manos. Dices que vendrás esta semana con la chica esta o sin ella, que quieres verme. Y yo quiero verte. Ains, dime que no será otra vez como lo de sol o como lo Barcelona, porque me estoy haciendo a la idea de que vienes y no resisto la idea de que otra vez sea de mentira.

Y pienso en ella, la que te hacía enmudecer… la que siempre mencionabas, ahora a todas horas me llamas, ahora parece que ella no existe. Me da miedo cómo evolucionan los acontecimientos. Y te burlas de mi, de mi rollo anarquista, cuando bromeo sobre secuestrarte, diciéndome no sois tan libres? En fin, ese tono de burla tiznado de medio resentimiento, me hace pensar que te siguen asustando mis fantasmas.

Hoy me quedo aquí con esta sonrisa tontorrona, mientras busco trabajo, mientras tú estás de fiesta y tus amigos se burlan porque me has llamado, entiendo que esta vez si nos veremos, al menos eso, es lo que quiero pensar yo 🙂

Esta creo recordar que te la leí ayer, mientras hablábamos por teléfono, en fin, las borracheras…

09 06 11

Y cuando te vuelva a ver…
qué pensarán mis ojos
qué pensará mi garganta
qué pensarán mis adentros
qué pensarás tú?

Y cuando te vuelva a ver…
dónde reposarán mis manos
dónde reposarán mis labios
dónde reposarán mis cabellos
dónde reposarás tú?

Y cuando te vuelva a ver…
qué exhortarán nuestras sonrisas
qué dirán nuestras caricias
qué exclamarán nuestros movimientos
qué sentiremos tú y yo?

si es que nos volvemos a encontrar,
pronto,
antes de que nuestros silencios
llenen de vacíos nuestros recovecos,
antes de que nos separe realmente la distancia
antes de que nos inventemos otras vidas
y huyamos de aquella magia
que hoy me hace escribir estas palabras.

07 06 11

Atrapadas en mi garganta
esas, tus palabras
esas que venían aquejumbradas
doloridas, y no conmigo.

Atrapadas en ese orificio
desde que me llegaran
bordando una distancia
girando la aguja del destino.

Atrapadas me ahogan
como largos silencios
que desenredan con inacabadas llamadas
y me lanzas la piedra a mi tejado.

Atrapadas, esas, tus palabras
que trato de ingerir sin duelo
pero que siento atragantadas
como imagino, que a ti, mis misterios.

Atrapadas desvencijan el castillo
donde guardo aún mis fuerzas
y me debato conmigo misma
si a diario tentarte o no tentarte.

Tengo ganas de volver a verte porque sigo con esta sensación de congoga, con este vuelco al corazón cada vez que me dices esas cosas, como ahora, como ese mensaje que pende en el aire y no puedo desprenderme de él: «Tan lejos y tanto me faltas. Te echo de menos»

Por qué me afectas tanto, tanto, tanto? Y desde anoche, no puedo parar de pensar en ti a todas horas, yo que había conseguido taparte con trazos de distancia y desdibujado tu recuerdo para no pensar en ti. Me atacas de nuevo, y yo caigo rendida.

Me descolocas constantemente, aún no te tengo pillado el truquillo. Anoche en plena embriaguez, me llamas y estamos 1 hora hablando, diciéndome cosas bonitas, acercándote como ninguno de estos días desde que te fuiste. Me dices que quieres verme, que me vendrás a ver esta semana, que te has dado cuenta de que soy importante para ti.

Mi sonrisa de tonta se ve quebrada cuando me llamas hoy y me dices que has conocido hoy a una chica, y que vas a venir con ella, a verme, cuando ella tenga libre, que será los días en los que yo no no estaré libre y que si tenéis sitio en mi casa. Me desconcierta. No entiendo esto. Me pillas tan de imprevisto que no sé ni qué decirte. Pero después de colgarte… me ha quedado una sensación medio desagradable, como agridulce, porque tengo ganas de verte, pero no sé si así.

Aveces tengo la sensación de que te alejas, mucho. Marcando una distancia conmigo, hablando correctamente pero esquivo, y huyendo en cuando te es posible. No soy una acosadora, no persigo a nadie si veo que no quiere nada conmigo, te equivocas si crees eso.

Me gustas, si, más de lo que puedo controlar, más de la media, lo que me hace hacer locuras, pero locuras si tú me las alimentas, si no deseas mis locuras, desapareceré de tu vida. Después de dos días de silencio hoy me mandas un mensaje… es que me echas de menos? Me desconciertas, al principio me mandabas miles de llamadas, diciendo pienso en ti. Ahora… desde que sabes la sensación que me produces, progresivamente te alejas y apenas sé de tí. La última vez me sentí como si te apuntara con arma en la cabeza y me contestaras contra tu voluntad.

Si al final nos reunimos en Valencia… ya veremos qué pasa, si te sigo pareciendo interesante, si me huyes, si simplemente nos miramos con distancia, con cariño, quién sabe? Creo que mi silencio, hace que sea más productiva lo que quiera que sea nuestra relación.

Recuerdo que al principio decías que querías seguir hablando constantemente conmigo, que yo te gustaba, ahora, tengo la sensación que te asusta mi querencia. Y lo peor, cuando consigo silenciar mis labios, me mandas ese mensaje tonto, que no va a ninguna parte, para descolocar mi mente, para que caiga de nuevo en tus redes.

Sí, ayer recité tu poesía, pero no como me gustaría.

Estaba pensando soy fuerte, soy fuerte, soy fuerte.
Pero no he podido y al final he caido en la tentación de mandarle unos mensajes ¬¬U
Hablándole del viaje a Valencia, al que me gustaría que fuera, jajaja como para no gustarme. En fin, por qué seré tan así?

Si, creo en efecto que todo esto es absurdo.
He estado pensando y creo que se me fué la cabeza pero que no debería comerme la cabeza más contigo. Como dije en su momento… utilizaré este blog para comunicarme contigo, cuando las fuerzas me flaqueen, pero creo que fríamente debería dejar morir este sentimiento.
He pensado que no voy alentar más tus alas, y en caso de que me escribas, guardaré las distancias, para no crear debilidades, para no quedarme pensando en ti cuando te marchas, sabiendo que no me escribirás porque estás con ella.

Ella, que no la odio, ni deseo mal. Sólo envidio que a ella no le hablas de mi para no hacerla daño, y a mi no me paras de hablar de ella para decirme lo que la quieres y la amas… Detesto que te ausentes totalmente cuando estás con ella, de tal forma que parece que no existes. Y de tal forma yo tb me ausento y dejo de existir.

Por tanto, razonándolo lentamente, alejándome de la enajenada visión que hasta ahora tenía, creo que lo mejor será dejar morir lo que quiera que sea que estaba en mi naciendo. Total, tú nunca vas a corresponderme y aunque lo hicieras no me soportarías, odiarías mi filosofía. Esa que aveces cuando todos os alejais, de una u otra forma, se debilita y cuestiono. Días de flaqueza como estos anteriores en los que se me hace insufrible el peso de la luna sobre el pecho.

Esta mañana me he despertado con algunas de estas frases entre los labios y no me he podido refrenar, quién pudiera dejar de llenar cuadernos, a la vez, qué llena me siento de poder sentir esto tan extraño que ahora siento.

05 06 11

Fueron las yemas de los dedos
las que empezaron el discurso
arando primero las manos
bajando después a buscar
el centro de mis debilidades

Reticente al crepitar
de mis impulsos nerviosos
te recreabas en el funcionamiento
de tales movimientos.

Despacio en un fundir
deseo con compañía
conociéndote mientras
me deshacía entre tus manos.

Quebrando la voluntad
por los suspiros a los que
no me quería dejar llevar
arrastrando el cansancio
hacia lo estenuante
me dejé hipnotizar
por el delicado trato
y la suavidad de tu tacto
donde yo te guiara
al mar de mis senos
y tú fundieras
nuestras pieles
como un solo cuerpo.

Sombras que se abrazaran en la noche
Fugaz delirio que ahora devora mi consciencia.

Definitivamente creo que tengo una obsesión contigo… y cada cosa que me dices me hace comerme la cabeza, aunque este último mensaje «Deja de pasearte por mi mente» me hace pensar que algo tb baila en tu cabecita, que algo te hago comértela a ti tb ^^ Esto es una locura? No lo es?
Aquí sigo pensando en ti con una sonrisa en las comisuras.

Puf, cada conversación contigo es una nueva encrucijada, ahora esa última frase tuya, que me desarma y me deja indefensa: realmente, me importas más de lo que debería.
Me matas.

04 06 11

No puedo dejar de pensarte
y reprimo la tentación
de constantemente
mensajes enviarte
qué es esta locura
que me tiene presa
si ni tanto hablamos
si ni tanto nos amamos

acaso es una enfermedad
que me empuja a buscarte
a pesar de tus parcas palabras
a pesar de que tú pienses en otra
que es la que aún domina tus días

no quiero apresarte
ni confundirte con promesas
no te mentiré siquiera
no escatimo en amantes
ni en bellas caricias
aún así te pienso, te pienso

y miro el teléfono mudo
y la bandeja, de esa página
que sólo por ti visito,
que sigue vacía.

A menudo me pregunto
qué es lo que pasará por tu cabeza
cuando piensas en mi
qué clase de sentimiento aflora
en el cielo de tus dudas
en el enjambre de tus pasiones

Marioneta me siento
de los azares imprevistos
que me depara la vida
siempre lo digo y me repito
soy una mera balsa en el mar
que sólo se deja llevar

Orillarme quiero
al perfil de tu cuello
a que pasen las frías dudas
los malos pensamientos
acariciar tu nuca suave
para ayudarte a saberte dulce
alma errante que todavía buscas
lugar donde acomodarte

En fin, aveces pienso que soy la estúpida a la que todos sus amantes y amigos le cuentan las penas con sus respectivas novias o proyecto de novia. Y si te enfadas con ella, me vienes a contar a mi que la odias pero que en realidad la amas más que nunca.
Yo no creo estar de ti enamorada, pero soy persona, y de vez en cuando tb algo siento. Y ahora me siento racaneando tu atención en las horas en las que de ella te alejas, en las horas que con ella te enfadas.

Y no me parece bien ni mal, solo me hiere un poco el orgullo pensar que tal vez esto es un estúpido juego, el escribirte, el pensarte, que engrandece tu ego. Quiero decir, que tal vez debiera adorarte en la sombra y dejar de perseguirte, no creo que tus disputas conyugales, me inspiren en mis momentos de recordarte. Porque no quiero terceras personas que nos enturbien la comunicación que nos profesamos, y me veo en mi filosofía analizando las trabas que dices que os separan y me hace sentirte tal vez extraño, al conocer de ti los celos, de ti los malos pensamientos, de ti la sensación suicida de enamorarte de gestos de maltrato, a los que lamentablemente cada vez observo están más presentes en las relaciones destructivas.


NoS ALEjamos o nOs acerCAMos?

Cada día ando más desorientada,
espero al menos
siempre tener ocasión
de poder compartir
un puñado de fruta
y alguna cerveza
en las plazas o calles
en los infectos bares
o donde me dejes
volver a encontrarte.

Y aunque te mando mensajes explicándote sin explicar lo que siento, por qué soy asi contigo, que no sé si hubo o no un detonante. Aún así decido escribirte nuevamente, en mi idioma, ese que no puedo evitar usar.

02 06 11
Explicación tentativa

No hace falta que te materialices
te escogí sin escogerte
te has convertido, eres mi nueva musa.

Supongo que te sorprende
convertirte de la noche a la mañana
en el destinatario de mis poemas
A mi también me sorprende
pero yo no cuestiono, sólo me dejo llevar.

Quisiera volverte a ver
desplegar de nuevo el imán de tu encanto
que me seduce con besos de frágil tacto
abrazos de navegantes a la deriva
y caricias de terciopelo.

Pero también temo, que desaparezca la magia
esa magia que hace que cada día
y aún más, cada noche te pienso
no quisiera idealizarte
pero creo que ya lo he hecho.

No sé si será la distancia
o esa fugaz e intensa despedida
no te sabría decir en qué instante
me has atrapado en esta locura
de no poder dejar de pensarte.

A tí, que siempre me preguntas que por qué me he fijado en tí,
como si yo pudiera elegir o decidir esas cosas.

Y volvemos a hablar y me desoriento un poco, con tus palabras y tus gestos. Dos cosas parecen impresionarte, una es la poesía, que me comentas en casi cada mensaje, y la otra es que no entiendes por qué me he fijado en ti o por qué me has llamado tanto la atención.

Mis músculos se relajan. Pero me inquieta ser desconcertante en tu vida, a ratos me creo el deshacerme de tu imagen, y a ratos no puedo resistirme, y te mando mensajes, sobretodo de madrugada.

02 06 11
Madrugada

Y la madrugada se hace infinita
para que la forma sinuosa
de mi cuerpo en la cama
no recuerde tu abrazo, tu simetria
tu aliento dibujándome la piel
tu sabor labio pegado.

31 05 11

Había decidido no volver a escribirte
y me haces esa llamada de noche
que he tratado de esquivarla
y esta mañana, esa «la canción»
que tanto me recuerda a ti
a ti y a mi en una tienda de campaña
solos, en una plaza
antes de todo, antes de nada.

Y entonces pienso que no tiene sentido
tragarse el corazón a contrarreloj
que archivo las excusas por las que este año
se han consumido mis historias.

Estoy vaciando la botella de amores marchitos
que se van escapando de mi vida, para no volver.
Y todos tan felices, y todos tan igual
en vidas tan estereotipadas
y todos fingiendo libertad, amor libre y mil pijadas.
Pero resbalan por mi boca
y caen las reservas de la desconfianza.

Y me bebo un trago más
y me regurgita
y me hace úlcera,
todavía aún con el sabor
en los labios.

Y resisto a alejarme de la botella
y beber, y emborracharme
y volver a vomitar,
promesas, deseos, esperanzas.

Todos, mezclados en la mesa
ahora mismo no tengo tanta sed
pero este último trago
me ha sabido amargo.

Entonces tras un par de mensajes, recibo ese mensaje abrasivo, como un jarro de agua. Al que no pude responder, desmoronándose mi castillo de naipes. Donde por primera vez pensé en dejar de tener contacto contigo.

Apenas te conozco, lo sé,

no puedo siquiera poder intentar
saber lo que piensas, lo que sientes,
si es que algo piensas o algo sientes.

Tal vez me equivoco
tal vez sólo fue imaginación mía
pero por un momento, por unos días
pensé que te gustaba más
de lo que insinuan tus últimas líneas.

Pienso en aquel viaje que propusiste
del que ahora nada dices
a mis palabras esquivas
a mis adulaciones desprecias

Si no fuera porque me pareció verte
por un instante, al asomarme a tus ojos
no tendría sentido seguir pensándote
en un montón de horas decidiendo
si contestarte u obviarte.

Entonces llego del trabajo y me dices que te tienes que ir, y yo con menos de 1 hora para hacer la comida, comer y despedirme de tí, encima tú con esa rayada tuya, de que me oculto, de que me da cosa besarte :S??? Y ese beso eterno en el descansillo de mi portal según me tenía que ir a trabajar, momento que no puedo olvidar, mis ganas de quedarme, desconfiando que nos volvieramos a ver. Momento inmortalizado en nuestra poesía, más tuya que mía… la que da nombre a este blog, que no me caso de revivir en mi mente.

27 05 11
Adios Indifinido

Quiero besarte
hasta arrancarte la boca
desgastar esas caricias
a medio camino
entre miedo a romperme
y deseo de rasgarme

Te beso y se me pegan los labios
a esa manera tuya
a ese tacto controlado
a esa virtud de desatar mi deseo
sin prisas
abriéndolo con calma
dibujándome en la piel
en la cadera
en la espalda
excusas para que se rompa el tiempo
nos hagamos presas del silencio
de tus haceres calculados
que reptan entre las pausas
entre las palabras que tienes
para decirme que te importo más
de lo que aparentemente debería

tus calladas miradas
que se piensan el abrazarme con ansia
o escapar y desalojar mi cama
mi casa, mi abrazo, mi beso, mi…
me tengo que ir y tú besándome
con mi cuerpo entre tus manos y
las agujas de un adios indefinido
apuntando a nuestras caras
no quiero irme
no quiero que te vayas
me tengo que ir
¿te tienes que ir?
Vente
No puedo

Otro beso, otro abrazo,
los fantasmas vuelven a tu cara
nos vemos,
el domingo
si todo sigue
si estoy
si eso
Adios

Y yo muriendo
con el sabor de tus besos
que no se me apaga.

Día 1 27 05 11
antes de saber que te irías, tras haber compartido contigo una noche sin dormir, precedida por otras tantas horas sin dormir, ingenua de tu inminente despedida

27 05 11
Bailando despacio

Sabes a gloria.
Bajo esos pantalones mojadosde tanto trasnochar
(tirado en las plazas donde aún duran las batallas)
se escode ese frágil muchacho que parece
que acabara de llegar.
Me miras y abres el balcón de tus ojos
y me siento agusto
eres como tierra mojada
como hierba recién cortada.

Bailas despacio bajo la madrugada
son muchas horas sin dormir
y estamos ahora aqui
tirados abarrotando mi cama
y recorres mis dedos con calma
como si fueses una hormiga
reconociendo con las antenas a otra.

Ingenua, sonrío,
estábamos mandándonos señales equivocadas
mirándonos de reojo a destiempo
bebe de mi boca esta noche
palabras y besos a igual medida nos repartimos
en tus ojos nuevos, esos recién descubiertos
me trazan una ruta para que te siga
te apartas de mi costado cuando te ausentas
creyendo que existen normas
para los encuentros no planeados
y regresas con delicadeza y ternura
cuando deshago tus armas.

Nada nos prometemos.
Las promesas son para los enamorados
Y tú y yo, estamos en otras vidas,
vaciando las manos hundidas
de este cariño de entretiempo.

En mi brazo cierro tu cuerpo de medio abrazo
deposito mis yemas en tus mejillas
en tus sienes, en tus rodillas
ramificaciones se engarzan a tu cintura
hoy no te escapas, no porque yo te retenga
sino por que hemos conectado

Curioso final , jajaja, me hace gracia cada vez que lo leo, si antes lo digo, antes me dices que te tienes que ir. En fin. Cosas que pasan.

03 06 11
Te conocí de casualidad, y una necesidad superior a mi me lleva a buscarte, creo que te desconcierto y no quiero alejarte, de madrugada me siento más débil para controlar mis impulsos, por tanto he decidido abrir un blog para desahogarme, ya que yo misma encuentro inexplicable este sentimiento.

Te conocí apenas hace una semana, apenas hablamos, apenas tuvimos trato, yo pensaba que yo no te caía bien, que me esquivabas, pero aún asi tuvimos un retiro en la tienda de campaña, tú y yo solos, contándonos la vida, impresiones de lo que es importante, recuerdo sentir la complicidad suficiente para desahogarte mis temores, mis miedos, mi soledad actual, la cual normalemente me cuesta reconoce. La primera noche dormimos muy juntos, rozándonos pero sin tocarnos, sin intentarlo, sin poder dormir debido al ruido, a la conversación política y pseudo flirteo que nuestros acompañantes profesaban, estabas ahi, a mi lado, pero a la vez estábamos tan lejos…
Al día siguiente sentía un balcón profundo en tus ojos donde me invitabas a asomarme pero que sentía lejos, una espesa distancia que nos separaba. Estabas ahí pero no te conseguía tocar. Pero a la noche, en una cama de 4, nuevamente 4, volvías a estar a mi lado, cerca, sintiendo tu respiración, no pude resistirme y te cogí la mano y te invité a que me abrazaras… seguimos con pequeñas caricias entre las manos, como reconociéndonos, una comunicación inocente que por fín a ti me acercaba. Estabas ahí y el corazón se me aceleraba, sin hablar, sin mirarnos, solo tu abrazo en la oscuridad, tus manos jugando con mis manos, no podía más, todo me invitaba, a pesar de nuestros acompañantes a quererte besar. Nos besamos, nuestros acompañantes huyeron y entonces nosotros quedamos, nos hablábamos y nos besábamos, tú que tan lejos hasta hacía poco estabas, te sentía cerca, te sentía a mi unido, la complicidad de tus palabras, el miedo en las mismas. Cerca y lejos, lejos y cerca. Me temes, por ser sincera, te temo porque no te conozco pero a la vez te siento como de toda la vida. Qué es esto que me hace querer estar de ti cerca y no quererme separar?
Hace tiempo que no creo en las relaciones, y menos a distancia, tú tendrías que irte en unos días, yo no puedo comprometerme con nadie, ando demasiado seducida por la liberdad, cosa que te hace sentir inseguro en mi presencia, en cierta medida, al oirme te relajas, pero se nota que sigues alerta. Me imaginas soberana del mal, pero cuando me fundo en tus brazos y pierdo mis armas en tus labios, me miras sorprendido y no sabes cómo tratarme.
Pero tú tampoco quieres algo o no algo, no sabes qué ha sido este encuentro. Sigues atado en tu ciudad, a quien no sabes si quieres o no quieres o que es lo que tienes allá. Creo saber lo que sientes, pero no lo puedo asegurar.
Tú inminente despedida me pilló de sorpresa, te imaginaba conmigo una noche más, una noche en la que yo no tuviera que madrugar, no tuviera que escapar de tus brazos, no tuviera que dejarte mientras mi cuerpo se quejara por no quererse marchar. Pero te ibas… y tu rostro me reflejaba distancia, aparentemente volvía a haber un muro, que rompimos en el último momento, con esos últimos besos, con esa despedida apresurada de la que no me he podido reponer.
En tus mensajes me preguntas por el detonante, en que momento me empecé a sentir así? No lo sé, elaboro hipótesis. Pienso en mis melopeas… pero al fin y al cabo, en estas cosas, de qué sirve teorizar? Y me siento agusto pensando en ti, pero me agobio pensando en que tal vez te estoy rayando con mis mensajes, mis poesías, mis confesiones. Así que procuro evitar contactar contigo, pero… no lo consigo. Por eso este blog, para matar estas ansias y resistir hablarte, porque aveces pienso que esto es mi paranoia, y que tal vez a ella te estoy arrastrando.

Hoy hablé con una amiga, me decía que su novia sentía tantísimo por ella, que (en fin, justo ahora me acabas de llamar por tlf, me rompes… yo con mis movidas, y tú vas y me llamas todo feliz tras haber recitado mi poesía, esa que dices que has sentido un montón, esa que tanto te gusta, para desmontarme con tus palabras, cada día me siento más extraña con esta historia) ella aunque no la quería, se dejaba llevar por ese sentimiento, creyendo que también provenía de ella. Al hablar de eso, de su reciente ruptura, temo que eso de que empiezo a llamarte la atención más de lo normal sea algo parecido, pero en realidad… no busco nada de tí, tal vez solo compartir contigo esto que siento, sin más aspiración. Y con el deseo idealizado tal vez, de volver a encontrarnos, tal vez, de volver a besarnos.

Así que antes de empezar con paranoias nuevas… (puf, ahora tengo el pecho revolucionado tras tu llamada) voy a transcribir las cosas que te escrito de forma cronológica. Por ordenar mis ideas. Entre ellas, tu poesía, que ya la siento más tuya que mía, de tantas veces que me has dicho que te encanta, de tantas veces que me has dicho que la has leido, que de hecho la has leido tú, antes que yo, ante un público.

Te quiero y te desquiero
te pre-quiero y post-quiero
te «no quiero» y te requetequiero
te- quie-ro, ¿te quiero?

Te quiero y te a-quiero
inevitablemente te quiero
te quiero invariablemente
te …
…quie…
… … ro

Pero quién pudiera amarte
como antes
como desde hace tiempo
que ya no lo hago

Cuánto he deseado
que alguna vez me amaras
como nunca
como siempre quise
como ahora
ya no necesito.

Quiero besarte
hasta arrancarte la boca
desgastar esas caricias
a medio camino
entre miedo a romperme
y deseo de rasgarme
Te beso y se me pegan los labios
a esa manera tuya
a ese tacto controlado
a esa virtud de desatar mi deseo
sin prisas
abriéndolo con calma
dibujándome en la piel
en la cadera
en la espalda
excusas para que se rompa el tiempo
nos hagamos presas del silencio
de tus haceres calculados
que reptan entre las pausas
entre las palabras que tienes
para decirme que te importo más
de lo que aparentemente debería
tus calladas miradas
que se piensan el abrazarme con ansia
o escapar y desalojar mi cama
mi casa, mi abrazo, mi beso, mi…
me tengo que ir y tú besándome
con mi cuerpo entre tus manos y
las agujas de un adios indefinido
apuntando a nuestras caras
no quiero irme
no quiero que te vayas
me tengo que ir
¿te tienes que ir?
Vente
No puedo
Otro beso, otro abrazo,
los fantasmas vuelven a tu cara
nos vemos,
el domingo
si todo sigue
si estoy
si eso
Adios
Y yo muriendo
con el sabor de tus besos
que no se me apaga.
¿Nos volveremos a ver?

Ese, tu libro, que me hace desaparecer del tiempo
ahora que tendría que estar huyendo o muriendo
o ambas a la vez,
ahora te encuentro
ahora que estoy desgastada
que las ganas están manchadas
exhaustas
He querido dibujar una tregua a mis días
pero no puedo
no debo
pero acaricio las frases
me cobijo en esos, tus besos, tus besos
a ratos me arranco los ojos
a ratos me muero en la pantalla
y pasa el tiempo

Me alegro de conocerte
alguien debe hacerse cargo de encender mi risa

Sabiéndome libre
me saben mejor tus besos
sabiéndote libre
disfruto más de tus acercamientos

¡Qué noche, qué noche!
Bajo la influencia de la cercanía de la luna
Buscándome en furtivos besos
que empezaban intentando ser inocentes
y seguían desnudándome en mi cama

Sabiéndome libre
no me guardo apenas secretos
sabiéntote libre
no buscas aprobación en mis gestos

¡Qué día! ¡Qué día!
Que se pasan las horas y no nos damos ni cuenta
y te marchas a besar otras bocas
y no me ciegan los celos
porque ya no me duele quererte
ni siento que seas pertenencia mía

Sabiéndonos libres
qué bien que sienta estrecharte entre mis brazos
qué bien me saben tus labios.

 

Aunque ya no lo seas…

Contenido de epítome: FeedDelirios

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