Los que establecemos las reglas del juego
hemos decidido
que para poder mutilar las ya precarias condiciones de lo que viene siendo la clase baja
vamos a sacrificar varias generaciones y condenarlas a que no tengan
NI una sola oportunidad de estabilidad
NI organismo regulador que se preocupe lo más mínimo en arreglarlo.
Crearemos una ilusión óptica en las que las condiciones actuales
harán creerse a la población en una aparente burguesía
y se llamarán así mismos clase media
diferenciándose de las generaciones que vamos a sacrificar.
Echaremos las culpas y responsabilidades sobre los condenados
forzándoles a estar constantemente en formación
o en trabajos no remunerados
a las espaldas de los que puedan apostar por ellos
y quizás así consigan eximir su maldición.
Al resto
NI estabilidad, NI oportunidades
NI perspectivas, NI opciones
Condenados,
la maldición de suplicar que sean bendecidos
con un trabajo miserable
que sea pan para hoy
y hambre para mañana
NI casa, NI familia
NI ocio, NI futuro
Sólo les quedará rogar para poder producir
y mientras no produzcan
inventaremos términos despectivos
para que interioricen la culpa,
para que el resto,
los que viven la ilusión óptica o los mantenidos por ésta
les responsabilicen de su maldición.
Nosotros, los que inventamos las reglas del juego,
al enfrentarlos,
habremos vuelto a hacer un trabajo perfecto.