Cuando nos dedicamos a investigar qué biología se esconde detrás del amor, observamos, no con demasiada sorpresa que las estructuras son las mismas que sobre las que hacen efecto las drogas. Y es qué quién no ha pensado que el amor es una droga o una adicción. Aunque lo que realmente deberíamos decir, en todo caso, es que tomar drogas es como pillarte, la adicción es como el amor. Así que, cualquiera que haya estado enamorado alguna vez, quizás empiece a entender un poco más la lucha amor odio con las sustancias que producen adicción. Máxime cuando estas se encarguen de deteriorar nuestro cuerpo y nuestra integracción social.
El sistema al que nos estamos refiriendo es el sistema Mesocorticolímbico. Así, como afirma Inmaculada Ballesteros (BALLESTEROS YÁÑEZ, Inmaculada. El cerebro adicto), nuestro cerebro es un adicto. Y se encarga de ir estimulando nuestro deseo, anticipándonos a las recompensas para que vayamos en su búsqueda. ¿Y eso? Pues para estimular la conducta.