Tranquila…
Esta noche dibujamos círculos concéntricos incompletos
que se van uniendo por sus extremos a otros círculos
formando infinitas espirales que conectan una curva con otra.
Los azules se están destiñendo,
clarean en esta paleta que recorro con mis dedos.
Me da miedo su tacto.
Mis yemas tiemblan al posarse sobre los azules.
Temen que se agote,
finalmente se agote el concepto
y nunca más pueda trazar una línea azulada
en este gastado lienzo.
Tranquila…
Te he dejado una taza de leche caliente
para que puedas dormir.
Me he inventado una trampa de sueños
para que sin darte cuenta me reveles tus misterios.
Me dejes caminar en el laberinto oscuro
para derribar las simetrías que te atormentan.
Y fabricar el cielo de las dualidades
donde diferentes «yos» no se enfrentan.
La vitrina.
La vitrina está vacía.
Las muñecas nunca deberían tener consciencia
y poder escapar de la cárcel de cristal.
Sus ojos vidriosos ya no miran buscando admiración
sus delgadas piernas apenas soportan el peso.
A menudo pierde el equilibrio
y lanza una mano a la deriva
arañándote entrañas para seguir en pie.
Tranquila…
Esta noche vamos a desordenar los mundos
vamos a mezclar realidades, a trazar un oasis
donde no tengan cabida las cadenas.
Seamos libres en nuestro oasis
donde tú me besas intensa
y yo te abrazo entera.