No sé si será este el último post de este blog…Hoy me queda una sensación amarga en la boca al saber de tí. A menudo tus ideas y tus pensamientos se confrontan entre sí. Uno contradice al otro y luego te duele que yo no los pueda entender y cuestione la naturaleza de éstos.
Hoy nos decimos adios en un tono hiriente. Las palabras vienen con espinas que intentan hacer daño, nunca quise llegar a esto. Siempre dije que las despedidas dulces eran mis preferidas porque no nos hacíamos daño gratuito. Ahora, todas tus palabras, tus lágrimas, tus adioses eternos danzan al son de esta frase que parece ser el enigma que no acertaba: «Yo nunca he tenido los conflictos
que he tenido contigo. Nunca. No estaría preparada y fuera. Siento haber empezado nada por ‘un poco de algo’, es mi culpa.»
Ahora ya no puedes ver más allá de esa despedida, ahora toda yo se define en un solo gesto. Ahora ya no soy la misma persona que querías conservar antes. Hoy tu mano que me asía me suelta y ambas me apartan de tí.
Dices que no me vas a perseguir y que ya no puedes recordar todo lo bueno que vivimos porque se te enturbia con un gesto. Sí, tienes razón, será mejor que no hables más conmigo, tus palabras cada vez son más afilidas y vienen como guadaña.
Hoy nuestra despedida se marca con un «No tengo más que decir»
Parece que esta vez sí, es de verdad. Parece ser que esta vez no vendrás con flores.